pesar de que su plato lucía significativamente mejor que el de los demás presos. Sylvana había ido a verla quizás dos o tres veces, pero Katya sentía que todo sim
contraba frente a Argus o a Egan, ella sinceramente lo único
enarios que podrían haber ocurrido con Ivan en casa, cuando éste había despertado y Katya no estuvo
abría posibilidades de que la encontraran. Y no solamente a ella, sino también a la cantidad de presos que Egan ocultaba ahí, así tamb
encontrarla, se imaginó entonces todo lo contrario. Él llamando a su madre, diciéndole que Katya había huido. ¿Cómo podría él suponer es
da en un calabozo por salvarle la vida al jefe de una estúpida mafia fantasma de la que nunca había oído e
la madre de Ka
o por las paredes. Comenzó a sentir que sus latidos se fusionaban con los pasos perfectamente equilibrados que hacían eco en las paredes, y la ansiedad hizo que se pusiera
eparó entonces para enfrentarlo de ser necesario, de decirle todas las amenazas que hab
red. Ella no podía verle el rostro ni qué expresión tenía al evaluarla tan minuciosamente, pero Katya
Egan, pero sin duda nunca le había visto un monóculo. Sin embargo, los z
tan callado, sino más del
ero te recuerdo que si no hubiese sido por mí, no pudieses mirar absolutamente nada más en tu asquerosa vida. Me
portarlo más, se acercó hasta las ya familiares barras oxidadas y duras que la separaban del mundo exterior, las tomó entre sus man
ra, maldit
rsión más anciana y de piel pálida y cetrina avanzó en lugar de Egan, Katya creyó que las piernas le fallaban. Él debía ser mucho más terrible q
ró el viejo para sí mismo, sin embar
lla tartamudeó–. Yo no sabía qu
e desconcierto y desconfianza que era palpable
de desdén–. Pero me ha intrigado un poco. ¿Tiene
a lengua se le enr
eteaba a sí misma en su interior
s lo que eres –Katya sintió ira hacia él también, ira y miedo. Si Egan lucía amenazante por su gran tamaño, músculos y mirad
aber si alguien la estaría buscando. Pero ella no revelaría la información sobre
¿Por qué hac
vez el enorme guardia que él tenía detrás, con una enorme pistola en su cadera y
ya deseó golpearlo por el apodo que la
pared mohosa del fondo de la celda. No podía revelar mucho sobr
dían tocar
er a tu madre hasta aquí? –Elián negó con euforia–. La que me interesa aquí ere