Instalar APP HOT
Inicio / Cuentos / La Mujer Ciega en AMOR Despertó
La Mujer Ciega en AMOR Despertó

La Mujer Ciega en AMOR Despertó

5.0
26 Capítulo
26 Vistas
Leer ahora

Era nuestro tercer aniversario de bodas, y el vestido rojo que a Ricardo tanto le encantaba esperaba impaciente. Había preparado con esmero su cena favorita, soñando con una noche diferente, pero él llegó tarde, esquivando mi abrazo con una frialdad ya familiar. "Estoy ocupado, Sofía", murmuró, alejándose mientras mi esperanza se desvanecía y la puerta de su estudio se cerraba, dejándome sola con el aroma de la cena que se enfriaba. Mi súplica por un acercamiento se convirtió en burla: "Si tienes tantas necesidades, ¿por qué no buscas a alguien que te las cumpla?". Sus palabras me golpearon, pero la humillación se transformó en horrores al verlo a través de la rendija del estudio. Ricardo no estaba solo; Mateo, mi "hermano" adoptivo, el de la amabilidad fraternal, estaba en sus brazos, susurrándole con una ternura que nunca me había dado. Mi corazón se hizo pedazos al encontrar en su teléfono cientos de mensajes, planes secretos y burlas hacia mí. "La ingenua de tu hermana ya preparó otra de sus cenitas románticas. Qué patética", leía. "Sólo me casé con esta tonta por el dinero de su familia. Es una simple herramienta", me enteré. La vida que conocía era una farsa, una manipulación calculada. La Sofía inteligente y capaz, reducida a un peón. Las lágrimas ahogaron mi voz, pero un recuerdo lejano, la matriarca tequilera de Jalisco, mi abuela, se encendió en mi mente. Su voz, cálida y fuerte, me recibió: "¿Sofía, mi niña? Lo sé todo. Es hora de que vuelvas a casa. Tu imperio te espera. Es hora de mostrarles quién es Sofía Herrera." Al día siguiente, Ricardo me arrastró a una clínica de fertilidad; la familia Valdivia necesitaba un heredero, y yo era solo una incubadora. "No me importa. Vístete o te vestiré yo mismo", amenazó. En la fría sala de operaciones, me sentí violada, paralizada por el shock y el dolor mientras la aguja se hundía en mi brazo. Cuando desperté, los ocho embriones fertilizados, "ocho futuros Valdivia", fueron mi prueba de la tortura. En un arrebato de furia, tomé la placa de Petri y la estrellé contra el suelo: "He destruido la evidencia de su crimen. Díganle a Ricardo que no habrá heredero. Que se acabó. No voy a ser su fábrica de bebés." El dolor se convirtió en determinación. La llamada de mi abuela no fue solo un grito de auxilio, sino una chispa que encendió la mecha de mi venganza.

Contenido

Introducción

Era nuestro tercer aniversario de bodas, y el vestido rojo que a Ricardo tanto le encantaba esperaba impaciente.

Había preparado con esmero su cena favorita, soñando con una noche diferente, pero él llegó tarde, esquivando mi abrazo con una frialdad ya familiar.

"Estoy ocupado, Sofía", murmuró, alejándose mientras mi esperanza se desvanecía y la puerta de su estudio se cerraba, dejándome sola con el aroma de la cena que se enfriaba.

Mi súplica por un acercamiento se convirtió en burla: "Si tienes tantas necesidades, ¿por qué no buscas a alguien que te las cumpla?".

Sus palabras me golpearon, pero la humillación se transformó en horrores al verlo a través de la rendija del estudio.

Ricardo no estaba solo; Mateo, mi "hermano" adoptivo, el de la amabilidad fraternal, estaba en sus brazos, susurrándole con una ternura que nunca me había dado.

Mi corazón se hizo pedazos al encontrar en su teléfono cientos de mensajes, planes secretos y burlas hacia mí.

"La ingenua de tu hermana ya preparó otra de sus cenitas románticas. Qué patética", leía.

"Sólo me casé con esta tonta por el dinero de su familia. Es una simple herramienta", me enteré.

La vida que conocía era una farsa, una manipulación calculada. La Sofía inteligente y capaz, reducida a un peón.

Las lágrimas ahogaron mi voz, pero un recuerdo lejano, la matriarca tequilera de Jalisco, mi abuela, se encendió en mi mente.

Su voz, cálida y fuerte, me recibió: "¿Sofía, mi niña? Lo sé todo. Es hora de que vuelvas a casa. Tu imperio te espera. Es hora de mostrarles quién es Sofía Herrera."

Al día siguiente, Ricardo me arrastró a una clínica de fertilidad; la familia Valdivia necesitaba un heredero, y yo era solo una incubadora.

"No me importa. Vístete o te vestiré yo mismo", amenazó.

En la fría sala de operaciones, me sentí violada, paralizada por el shock y el dolor mientras la aguja se hundía en mi brazo.

Cuando desperté, los ocho embriones fertilizados, "ocho futuros Valdivia", fueron mi prueba de la tortura.

En un arrebato de furia, tomé la placa de Petri y la estrellé contra el suelo: "He destruido la evidencia de su crimen. Díganle a Ricardo que no habrá heredero. Que se acabó. No voy a ser su fábrica de bebés."

El dolor se convirtió en determinación. La llamada de mi abuela no fue solo un grito de auxilio, sino una chispa que encendió la mecha de mi venganza.

Seguir leyendo
img Ver más comentarios en la APP
Recién lanzado: Capítulo 25   07-08 17:19
img
img
Introducción
08/07/2025
Capítulo 1
08/07/2025
Capítulo 2
08/07/2025
Capítulo 3
08/07/2025
Capítulo 4
08/07/2025
Capítulo 5
08/07/2025
Capítulo 6
08/07/2025
Capítulo 7
08/07/2025
Capítulo 8
08/07/2025
Capítulo 9
08/07/2025
Capítulo 10
08/07/2025
Capítulo 11
08/07/2025
Capítulo 12
08/07/2025
Capítulo 13
08/07/2025
Capítulo 14
08/07/2025
Capítulo 15
08/07/2025
Capítulo 16
08/07/2025
Capítulo 17
08/07/2025
Capítulo 18
08/07/2025
Capítulo 19
08/07/2025
Capítulo 20
08/07/2025
Capítulo 21
08/07/2025
Capítulo 22
08/07/2025
Capítulo 23
08/07/2025
Capítulo 24
08/07/2025
Capítulo 25
08/07/2025
MoboReader
Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY