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En un mundo donde las finanzas dictan normas implacables, Jeff Evans, un CEO astuto y decidido a proteger su imperio, se enfrenta a una propuesta inquietante de un exsocio con problemas económicos: ofrecer a su hija, Selena, como esclava para cancelar una deuda millonaria. Selena, criada en la opulencia, se encuentra atrapada en un destino aterrador.
Capítulo 1: El Acuerdo Inesperado
El cielo de la ciudad estaba cubierto de nubes grises que presagiaban una tormenta, pero en la oficina de Corporación Solara, la atmósfera era de tensión. Jeff Evans, el CEO, miraba por la ventana de su lujosa oficina en el piso 30, perdiéndose en el horizonte de rascacielos que parecían desafiar al cielo. La reunión que había tenido con su socio, Ricardo Mendoza, había dado un giro dramático.
Ricardo había llegado tarde, con la cara pálida y los ojos desorbitados, como si hubiera corrido una maratón para llegar. Jeff notó la angustia en su voz cuando le habló de la deuda que su socio había acumulado y de las crecientes presiones de los acreedores. La vida de Ricardo dependía de esos números, y lo que había sido una empresa floreciente ahora estaba al borde del colapso.
-Esos estúpidos de los bancos no me darán el crédito -dijo Ricardo, golpeando la mesa en un arrebato de frustración-. Necesito tiempo, Jeff. Me comprometí a devolverte cada centavo que me prestaste, pero necesito más tiempo.
Jeff se giró hacia él, cruzando los brazos sobre el pecho. Sabía que Ricardo siempre había estado al borde de la ruina, pero nunca había pensado que las cosas llegarían a tal extremo. Sin embargo, lo que más le inquietaba no era la deuda en sí, sino las implicaciones que podría tener para su propia empresa seguir asociado con un tipo en quiebra como Ricardo.
-Ricardo, no puedo darte más tiempo, si lo hago puede que eso afecte la economía de Solara, estás en la ruina y ya no puedes aportar económicamente a mi empresa y ya no me conviene tenerte como socio de Solara. Mi prioridad es mi empresa y los empleados -respondió, con un tono firme.
Ricardo, desesperado, se inclinó hacia adelante, una chispa de insinuación floreciendo en su mirada.
-Hay... Otra forma de saldar la deuda y terminar la sociedad, Jeff. Y puede que te interese -dijo, casi en un susurro.
Jeff frunció el ceño, intranquilo. Las palabras de Ricardo se arrastraban como sombras a lo largo de la mesa de juntas, creando un aire tenso que parecía presagiar un destino oscuro.
-¿A qué te refieres? -preguntó Jeff, levantando una ceja.
-Mi hija, Selena. Es...es una joven tímida y temerosa, pero estoy seguro de que sería una buena sirvienta, tómala como pago por la deuda que tengo contigo, sería algo así como una esclava aunque ese término ya no se use en la actualidad -propuso Ricardo, su voz temblando con cada palabra.
Jeff sintió un escalofrío recorrer su espalda, no le parecía ni ético, ni apropiado involucrar a la pobre muchacha en un asunto en el que no tenía nada que ver, Pero por otro lado estaba la idea de saldar la deuda con Ricardo y quitárselo de encima, Jeff tenía un debate en su cabeza, esta sería una decisión muy difícil para él.
-Ricardo, esto es... complicado. No creo que sea apropiado -respondió Jeff, incapaz de ocultar la incredulidad en su voz.
-Acepta mi oferta, Jeff. La situación es crítica y esta es la única forma que se me ocurre para pagarte, mi hija Selena lo entenderá, a veces dentro de este mundo de los negocios hay que tomar decisiones drásticas para mantenerse a flote y esta es una de ellas -insistió Ricardo, llenando la habitación con una mezcla de desesperación y determinación.
Jeff mantuvo su mirada fija en el horizonte, el peso de la decisión apremiándole. ¿Realmente estaba dispuesto a aceptar a Selena para saldar la deuda? Pero, ¿cuál era el verdadero costo de rechazarla?. Con un suspiro profundo, finalmente se volvió hacia su socio.
-Está bien, pero haremos este acuerdo. Una vez Selena este conmigo la deuda queda saldada y la sociedad entre ambos terminada -sentenció Jeff- Estás en la ruina y dudo que salgas de esa, así que ya la sociedad contigo no me conviene a mi ni a mi empresa
La expresión de Ricardo iluminó la sala. La tormenta en el exterior comenzó a desatarse mientras la decisión de Jeff llenaba la habitación de una oscuridad más inquietante. Pero él ya no podía dar marcha atrás. La vida de muchos, incluida la de su hija Selena , cambiaba en ese mismo instante.
Dos días después...
Ya habían pasado dos días desde que Jeff aceptó la oferta de Ricardo, Ahorita iba rumbo a la casa del ya mencionado a buscar su pago por la deuda que este tenía con él, Aunque en su interior sabía que eso no era lo correcto, era la única forma de librarse de Ricardo.
Llegó a la casa de Ricardo, donde fue recibido por el ya mencionado y su esposa que lo guiaron al living de la casa, donde esperaba la inocente muchacha que había sido ofrecida como pago por la deuda.
-Selena hija han venido por ti -dijo Ricardo a lo que la muchacha hace muchas palabras se puso de pie y tomó su maleta
-Seré breve y directo -habló Jeff con seriedad- Una vez salga con Selena por esa puerta no hay vuelta atrás, no acepto devoluciones, ni reembolsos
-No te preocupes Jeff, una vez salgas con mi hija por esa puerta no volverás a saber de mí -aseguró Ricardo
Dichas estas últimas palabras por Ricardo, Jeff tomó a Selena del brazo y la llevó fuera de la mansión. Una vez afuera le entregó la maleta de la muchacha a su chofer y luego subió junto a ella en la parte trasera del auto. El auto arrancó y el camino fue totalmente silencioso pues Selena no se atrevía a decir nada y Jeff no estaba muy interesado en platicar con ella.
Cuando llegaron a la mansión Jeff dejó a Selena con su ama de llaves para que le indicará qué habitación iba a usar, pero antes de irse a la oficina le dejó ordenado a la ama de llaves que una vez Selena terminará de instalarse en su habitación fuera directo a su oficina a verlo pues tenía algunas cosas que dejarle en claro a la muchacha.
Continuará...
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