añeros para fumarme un cigarro. Me voy hasta lo último de la terraz
mensajes y llamadas de mi neurótica madre y del pasado de mi ex. Este ultimo no es un problema, ya no, durante
lavanda, sonrió. Buenos recuerdos vagan por mi mente, haciendo suspirar. Como extrañaba estar en tierra firme. La repentina voz ronca d
recuerdo
el humo para no echárselo en la cara a quien quiera
as fe
ejaría mis aventuras y me mantendría soltera al menos
colate me reciben, divertidos. Le doy la vuelta a la colilla del c
onsejos, amigo. –D
ochenta, fuerte, moreno y puro musculo. El hombre perfecto para mi prototipo. Sonrió para mí misma
y M
estrecho por cortesía y vuelvo a lo mío sin p
es de mala
s ganas de distraerme. Guardo el móvil en mi bolso y miro al
, te respondí. Supongo que fue un saludo.
comandante de Reaven
dicen sobre mí, la mitad de sus publicaciones son especulaciones que y
ll eran más agradables. Mira
con una sonrisa r
peligrosamente e invade mi es
maravilla. El corazón se me acelera, desbocado. Se hecha a reír, consiente de sus efectos
to conocert
decir lo m
la fiesta y sin duda, tratar de acaparar toda la atención masculina que puede. Es una calienta braguetas de mucho cuidado
que todos los empleados disfruten del alcohol y la diversión sin q
ando demasiado rápido. Si incluso el gran Marck me parecía el hombre más atractivo de la fiesta antes de estar ebria, ahora me parece un puto dios
no voy a quedar más horrorosa si me lo quito. La puerta se abre y entra Regina, con las me
utas la
. –Dice y se mete a
gías y estoy segura de que se levanta media hora antes que su amante para maquillarse. Y luego estoy yo que no me peino y que solo se
nos, Yenefer. –Ata
Ma
l suelo. Suelto una carcajada, agarrándome el vientre y cubrién
ayudar a
tada directamente en el pecho, me seco las lágrimas que se han desbo
cruzo de hombros, demasiado divertida
creo yo
os. La camisa manga larga que lleva remangada hasta los antebrazos le dan un aspecto verdaderamente sexy. Me e
irte a casa. –Dice a continuac
ajo su cabeza, haciendo que lo único que cubra mi pezon es su mejilla. Dios sabe cómo amo a este chico, pero quie
gracias. –Aprieto a Tom en su si
l baño, como ya imaginaba yo. Embadurnada en kil
rtunidad para ac
hiciste algo
stro para ver a Tom e
da,
litros de Botox, pero me re
ón. –Me susurra al o
curvan. Ha escuchado lo que ha dicho Tom. Le guiño un ojo y procedo a mar
e agradezco antes de subir con Tom echado sobre mi aún. Temo moverme muy deprisa porque siento que en cualquier momento va
las maletas, pero me levanto a prender mi móvil. Voy a caer