llenado el espacio en la zona C? -inquirió Henry co
ue veía de él, pude notar como tragó saliva, aclaró su gargant
C es la única que se ha mantenido en blanco. Hace poco vino el arquitecto para saber qué querría hacer en ese espacio, le d
de la silla giratoria rodeando el escritorio para llegar a la mesita que estaba a la par de este, donde el licor un vaso de cristal yac
formó de absolutamente nada -confes
punto fijo en la pared negra del
lter mientras miraba a Henry-. En ocasiones
solo asintió volvien
ole una mirada al castaño-. Sé perfectamente qué
ra Henry, pero para mí simplemente aburrido. Quería que aquella conv
re definitivamente no iba a poder acostumbrarme a aquella rutina. Me resultaba desgastante el hecho de solamente trabajar por las noches, hubiese p
divierten más
etó Henry esta vez dirigi
piernas colocando mi tobillo sobre mi rodilla opuesta. Mi man
earon hacia un lado, yo acerqué el cristal a mi
y a Walter sin siquiera mirarlo-. Para ese entonces segu
salió de la habitación dejándonos solamente a mí y a Henry. Él me miró, soltó u
o? -preguntó mirándome co
on una ce
e deberías de hacer en ese espacio?
fue todo lo que r
alara por mi garganta. Exhalé, apretando la boca y después mirando un pu
y música, máquinas de juego -apunté después de relamer mis labios-. Pe
e siguiese hablando, pero cuando se percat
para hacer un área libre
para hacer unas escaleras o un ascen
ascensor que llevan al
rto -le miré despreocupado
su mano. Pareció captar pronto de lo esp
uya un cuarto piso? -
e miré encogiéndome de hombros y después di otro trago-. Aunque te sugeriría que con ese piso complementaras el lado del club y no el lado del casino. A los jóven
l vaso con apenas unos cuantos hielos
decir detrás de mí-. ¿No crees que deb
a para volver al sofá
evo porque en algún punto aquello será meramente aburrido para los clientes. Construye algo nuevo
pués mirando el reloj
comentó Henry como si fuese algo obv
e libre los va a hacer querer venir. Ten por seguro que el primer día va a haber una larga fila de jóvenes
ntras al parecer mis palabras hacían cier
alzando su vaso hacia mí-. Bastante emp
en
imiento-. Tengo que irme. Ma
o para ti? -preguntó Henry antes de que pudiese dar
ista en un punto en específico en el suelo, al mismo tiempo que arr
eses lejos de Nueva York. ¿Me había beneficiado? Bastante. ¿Deseaba
jar ir toda aquella ira a pesar de que sabía que no podía confiar del todo en Henry. De su hijo mayor mucho menos. Tenía estrictamente prohi
o llegamos a Los Ángeles y Henry me enseñó el lugar, aquel idiota se dignó a cruzar la puerta y poner un pie en la misma habita
ó, Vaughan'', se burló en mi cara despué
que le hacía y me rogaba por más. Que chica te tenías esc
irvió en es
rajo que fuese su hijo, no me importaba que fuese parte del proyecto del club. Definitivamente no quería volver a verle en mi
Noches en las cuales me preguntaba qué había pasado. Cóm
recer. Quise buscarla, sabía que no estaba en Nueva York, Jessica me lo dijo, pues Thiago le había
cidí no buscarla, porque si ella hubiese querido que lo hiciera, sé que de alguna manera me hubiese dado una señal. No lo hizo. Entonces entendí
odo fue simp
Aquello era
visto parte de
odía ser tan estúpido en que la idea de buscarla pasara por mi cabeza? No podía permitirme e
peores maneras, y era algo
miendo mis labios-. ¿Me darás
areció en su r
hacia mí-. Lo demás lo dejo a tu decisión. Aunque dudo
sin despegar s
tara, pero sabía que todas esas noches de juego, su fruto me ayudaría en algún futuro el día q
mirar el reloj
le y sonreí de lado-. Pero en estos mome
geramente entrecerrados. Sonrió.
ó sonriendo-. Esperaré con ansias a tu
o hacia las grandes puertas de aquella habitación. Justo cuando mi
estos meses en tu antiguo apartamento, espero no te sea molestia el que
quería hacerlo. Ahí había dejado una parte de m
cosa? -pregunté fr
escritorio, dejó el vaso y se recargó en este mirándome-. Dos veces a
é la
ba mal. Definitivamente er
y salí de ahí siquiera sin darle
de de camino a la salida me topé con Walter quien
e ahí adentro? -me repro
nr
té con una ceja alzada mientras ahor
e de la zona C. Todo es culpa del estúpid
s que un niño mimado, Wa
lamente pasearse por aquí para conseguir muje
clientes. Era trabajador, joven, inteligente, aunque ante la presencia de Henry solía cohibirse. ¿Quién
gradable y era una buena compañía en ocasiones, pues lo parl
e lo ofreció -comentó entre dientes cuando sali
se -dije sin importancia
endido que las demás veces-. Eres un
as ya estando dentro presion
preguntó cuando las puertas del asc
s de mis manos dentro de lo
iempo? -cuesti
lcé una de
para no quedarte solo
preferiría eso -m
egas, después volver a Nueva York -lo miré de reojo y palmeé su hombro-. Tú
s puertas del ascensor s
niel! -exclamó cuando me a
a jueves, por alguna extraña razón el lugar estaba que r
po te vas? -preguntó cu
junto a la
-dije sin en realidad
abrir los ojo
do ir por tres meses? -inqui
rí la puerta saliendo de ahí
ón propia. Porque puedo y quiero -reafirmé se
zó a decir, pero se detuvo, pues su
é mi rostro para mirar qué era lo
na sonrisa divertida y coqueta. No. Me miraba a mí, porque en cuanto la miré su sonrisa pareció ensancharse más. Llevaba un
a despedida esta noche -escuc
r de mirar a la chica que de pronto se
te sed
ga al valet parking
a vida se reía de mí por tener que escuchar aquel nombre más de lo que desearía. En realidad, siquiera quería volver a escucharlo. Irónicamente su nombre era uno bastante peculiar
je aún con la mirad
olo la pronunciación de aquel nombre. De pronto me había puesto de mal humor. Quería solam
o una lucha constante conmigo el escuchar ese nombre, pensar en ese nombre, imaginarlo. Simplemente no podía. No más. Había
e después acercándome al chico qu
e acercó a donde la
que le traiga su auto?
en
s metía una de mis manos en
volvió a divagar en aquel nombre. No importaba que hiciese, de alguna manera siempre se conce
no podía negarlo. Tenía buen cuerpo, las curvas se hacían notar por debajo de aquel vestido. La mir
rió de lado de manera coqueta mientra
efinitivamente podía pasar un buen rato con ella. Pero a
a dejar que me arruinara de es
ida y quien sabe con cuantos habría estado después de mí. Había estado con Bastian. Sebastian. Ha
o a mi cama a algunas chicas durante los últimos meses. No muchas, apenas lo había hecho, porque una par
-escuché al chico cuando
extendió l
había quedado en Nueva Yo
erce
de borrar ese rec
e. Era nuevo, pero no se comparaba a mi preciado Audi que el dí
ños atrás. Suficiente eficaz para e
detuve. Me acerqué a la puerta del copiloto y la abrí para después darme la vuelta y mirar a la rubia. Esta
su nombre mirándome
rraba contra su cuerpo, supe que era una chica hija de papi. Sonreí como respuesta, asentí. Al parecer esta esperaba que le
eraba que lo hiciera hasta que a medio
e ya sabes? -revelé mirándo
mordiéndos
arecía ser una chica ingenua
eguntar por tu nombre
finitivame
rarla
os, la ayudé a hacerlo. Subimos hasta mi piso. En silencio, nos mantuvimos en silencio sabiendo qué era
para colgar de este en el armario. La rubia miró el lugar con atención, casi embobada con cada deta
su bolso sobre el sillón. Me miró con una
-preguntó ladeando su cabeza dando
de eso. No quería rodeos. Simplemente quería
a me respondió igual, siguiéndome aquel juego mientras sus manos se aproximaban a mi camisa queriendo desa
boca la cual me recibió de la misma manera que hacía unos segundos. La empujé suavemente, lo suficiente para que avanzar
logró decir
ecí a centímetros de su boca mientras m
ndicada para olvidar. Poder olvidar. Olvidar sus labios. Olvidar su piel. Olvidar su
ndiéndome en otra piel