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Historia

Capítulo 9 VALET

Palabras:4839    |    Actualizado en: 29/08/2021

La pequeña vestía con un vestido blanco y un pequeño gorrito del mismo color haciendo juego con el vestido. Vestía también con calcetines arr

nizar la famosa subasta anual que hacía Columbia en beneficio de la UNICEF. Fue entonces que llegué casi corriendo al edificio para bañarme y alistarme

llas, era totalmente adecuado para la ocasión, sencillo y lindo con un pequeño toque de formalidad pues sería la madrina. Llevaba tacones casi del mismo colo

lo suficiente para que las puntas ya no estuvieran por encima de mis hombros. Aunque había querido arreglarlo de otra manera, terminé dejándolo al natural al ver

o corrector para cubrir las ojeras que había debajo de mis ojos. La sombra en mis párpados fue apenas, siendo un poco de brill

ado era para salidas a algún café con Thiago o en ocasiones cuando salía con Cassie, quien casi me mataba al verme por hab

ue me transformara a esa manera? No era yo. No era que fuese una chica obsesionada por la moda, maquillaje, etc, pero

a suspiró y miré como volvía a colocarle el za

ó Olivia girando su rostro apen

tando apenas un poco lo suficiente para sentir donde llegaba el dedo grande de la pequeña-.

os hacia mí al escuchar

gando después de colocarle el za

el retrovisor de en medio. Este la miró a trav

voy a mimarla -la miró de reoj

ando crezca -recitó Jessica

yo no soltáramos una carcaj

ar en un auto con estas muje

ue mi mejor amigo alzara una de sus manos en forma de inocenci

azos a Eliza, sacándola del portabebés y bajando del auto con ella. De inmediato T

ome como si estuviese mirando

ocupado por lo que dentro de

o recordando aquel detalle

raté de convencerle, pero

idado de no aplastar a Eliz

sé que no es fácil -dijo

ré a la pequeña en mis brazos que se había m

aclaré sonriendo después dejando un b

uando vi el Audi negro aparcar detrás del auto de mi mejor amigo. Sentí estremecerme mientras sostenía a Eliza en mis braz

me decía que tan solo con decírselo podría sacarme de ahí si era necesario. Negué. Necesitaba enfrentar aquello. En algún momento iba a ten

n temblé ante a

Traía el pelo de la misma manera que le había visto la última vez. Y es que le sentaba bien que casi me hacía mirarlo si

lanca de la cual se arregló las mangas arremangándolas a la altura de sus codos. Automáticamente me giré para no mirar más, no si n

bebé como ella para ahorr

-escuché a Jessica decir

-le regañó casi Nate per

o con Eliza a quien le pasaba el dedo por la barbilla y e

hacer una mueca. ¿Cómo había podido pasar esto? ¿En qué mundo mi

nes y carcajadas yo traté de evadir todo

uedes. Hazlo por Thi

irándome fijamente. Quise reír por la expresión en su rostro, seguramente se preguntaría qué era lo que le pas

de mí y dejé de res

irada y me di la vuelta

que dije cuando lo

ía si debía de apartarme, acercarme o simplemente mirar hacia otro lado. Los nervi

ariciarle me mataban, sentía que los dedos me temblaban por la inmensa necesidad d

a condenadamente guapo. Incluso a la distancia que estaba de mí el aroma de su loción me invadió haciéndome c

queña en brazos frente a una iglesi

que las piernas me flaquearon. Bajó su mirada a mi boca, después a mi pech

nreír y casi me echo a llorar por eso. Hab

mirando a Eliza mientras

aire por

miraba a Nate. Sonreí un poco ante eso, de reojo miré a Nate quien lo hizo igual mientra

de suspirar?

mejilla y después se separó metiendo ambas de sus manos en lo

s que no ves que es una tortura? Perdóname, por favor.

utaba de hacerlo al mismo tiempo era una tortura. Tenerlo frente a mí sin pod

no Thiago en aquella conversa

más. Hice una mueca disimulada para que no pudiese ver el do

udarlos -maticé mira

mirara, pero no lo hizo. Apreté mi boca y me alejé de ahí caminando en dirección a donde estaban los padres de Thiago sal

a madre de Thiago con aquella

arman -le dediq

ue me llames Isa -casi me

sinti

-me encogí de hom

mis brazos e hizo u

entregué a Eliza para que su abuela pudiese cargarla-.

luego Thiago llegó a la p

a misma manera que su madre. Eran unos señores bastante agradables y que

ina de Eliza, cariño -dijo Isa

ta princesa -me acerqué acariciar la mejilla de

o? -preguntó esta vez y la so

nov

encé a decir, pero me quedé

a para tratar de alejar aquel nudo en la garganta que se había formado. Cuan

reprendiéndola mientras la mira

stedes dos estaban juntos,

o de dedicarle una leve sonrisa-.

podía empeo

-me pidió con una

risa, pero en ese momento no pude hacerlo-. Si me disculpan,

go me miró casi diciéndome con la mirada a que me acompañaba, pero negué. Necesitaba unos segundo sola

baño. Por suerte estaba abierto, entré y me encerré en este. Cerré los ojos, respiré profundo, suspiré. Me miré en el espejo

ena y supongo que eso será menos pesado. Para ese entonces seguramente habrá un

dos reunidos, incluso noté una persona más. Una mujer de estatura promedio, pero más baja que Jessica, aquello lo noté porque estaba a

acerqué colocándome a la par de él. Me abrazó pasando su b

urró en mi oído, a

su hombro por unos segundos, agradeciendo a que

orque me hubiese gustado que no lo hiciera. Suspiré, luego sentí un brazo tocar el mío. Giré mi rostro para ver de quien se trataba, era Olivia quien

eriendo animarme, le devolví l

nosotros. El sacerdote. De i

sa del señor -dijo el sacerdote mir

testamos cas

rinos? -preguntó esta

con la mirada. Me acerqué a la madre de Thiago quien sostenía a Eliza en brazos y me la entregó. Le dediqué

iradas de los demás estaban posadas sobre nosotros. En que lo tenía junto a mí pero a la vez no. Porque el Nat

r el resto de la misa. A mi otro lado estaba Thiago, quien de vez en cuando me apretaba el muslo cuando notaba que me ponía incómoda. Me tranquilizaba, pero mi

l de la ceremonia. Cuando lo hicimos, Nate me miró a los ojos, después miró a la pequeña en mis brazos y negué. Me preguntaba con la mirad

ensar que Dios me castigaba en su misma casa por todas mis malas acciones. Las ganas de hincarme dentro de

ino en los de su madre quien le besó su mejilla y Thiago hizo lo mismo. La sesión de fotos improvisadas comenzó. Thiago, Jessica y la pequeña. Lueg

padre de Th

nos -comentó sonriendo,

rman no estaba al tanto de la situación. Claro que no iba a estarlo y

, después miré a Nate quien estaba con sus manos dentro de los bo

as esbozaba la mejor sonrisa que

no había escapatoria. Me entregó a la bebé, la tomé en brazos sonriendo mientras esta volvía a balbucear cl

Nate se acercó hacia mí y se colocó a la par mía. Jessica nos miraba a ambos, casi pidiéndonos disculpa por aq

jurar que pequeñas chispas de electricidad había entre ese diminuto espacio que nos separaba. Vi que Thiago tomó su celula

en la fotografía que sería tomada por ambos de sus padres. Cuando

a mí. Hice todo por no mostrar una mueca o no quedarme embobada concentrándome nada más en su tacto. Por un momento pensé

o con la vista enfocada en la pantal

eron el sonido de una captura de fotografía. De pronto fueron muchas, y cuando final

a quitárselos -exclamó Jes

inclinó y lo tomó para después mirarme. Le sostuve la mirada por unos segundos, después miró en dirección al pie d

queña que igual lo hacía. Se la acerqué, entregándosela, sintiendo el roce de sus

na vez a la casa que tengo que preparar lo último de la cena

imos y caminamos

Ingrid -dijo Jessica cu

visto estaba a la par d

con todo el proceso del embarazo. Ingrid ella es Valet -exc

xtendió su mano y yo la

ita -me dijo con un

la sonrisa

ígame Valet -ladee un poco mi

ó y asintió cuando nues

Eliza en sus brazos quien cargaba segundos antes Nate. Jessica le agradeci

padre de Thiago mientras subí

r. Miré el auto de Thiago, estando a punto de inclinarme

confundido por su comentario-. Ingrid también irá a la c

ndió Jessica antes de que In

or el portabebés de Eliza es un asiento men

después miró a Jessica. El

N... -empezó a decir Jessi

nmigo -la voz de Nate no

a excepción de Ingrid que por supuesto no estaba al tanto de nuestro repert

que es mejor

, casi ignorando el hecho de que todos los d

nto sentí que me hizo falt

mi auxilio, pero de inmediato Thiago la tomó de la m

jala, por favor. Deja que abogue por mí porque en

ta sacando las llaves de su auto. Se acercó a este abrié

u rostro, casi pidiéndome disculpas por lo que acababa de pasar y por lo que podría pasar en unos segundos. Negué en

cuando me encontré a la par de la puerta del copiloto, abrí esta y en cuanto entré, de inmediato su loción y el o

ntiendo que cualquier movimiento que hiciese él lo detestaría. No quería estar ahí, y estaba se

zo, me miró a los ojos después bajó

uestionó serio y sentí un pinchazo p

esa manera conmigo. ¿Por qué no podía escucharme? ¿Por qué no me dejaba explicarle lo sucedido? ¿Por qué no simplemente la duda lo atormentaba a tal punto de pregu

egundos, pero con una mano en el volante y

reo donde subió al volumen

ó. No me miró, no me dirigió la palabra, nada. Era como si yo no estuviese ahí, como si fuera invisible.

echaría a llorar. No era algo que no hubiese visto antes. La última vez que nos vimos me dejé mostrar en u

o ya habíamos avanzado

ign

lta sabía que me había escuchado. Bajé el vol

o como si no tuviera impo

bajar

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