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Historia
Mi corazón se petrificó por él

Mi corazón se petrificó por él

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:2270    |    Actualizado en: 16/12/2025

imonio al poderoso Damián Montes. Fue una transacción fría: mi libertad a cambio de un

su frágil amor de la infancia, el "amor inolvidable

en el hospital, los médicos le preguntaron

n a Br

las mentiras y traiciones, finalmente entendí que solo

struyó la nueva vida que había construido y me arrastró

uivocado. Le hice una promesa, y luego la rompí, de

ítu

el carbón manchado en mi mejilla, las inauguraciones de galerías nocturnas convertidas en performances improvisados. Veían a una rebelde, una artista a la que no le importaba

r la tarde, la jaula dorada que llamaba mi estudio se convirtió en una trampa. Mi teléfono vibró con una citación urgente. No era una petic

él deseaba que fuera. Se me revolvió el estómago. Llámalo instinto, pero sabía que esto no era sobre otra

dad extendiéndose bajo él como una maqueta. Frente a él, un hombre que reconocí vagamente de las páginas de sociales estaba de pie, recto como una tabla, con ojos como granito astillado.

oz desprovista de calidez. "Damián y yo he

Mi padre ni siquiera me miró cuando soltó esa bomba. Era una transacción. Yo era la ga

precisión militar. Mi propio cabello, un motín de rizos cobrizos, de repente se sintió rebelde, un desastre desafiante contra su orden austero. Él era una fortaleza, yo era una corriente salvaje

n sonido crudo y gutural

a más molestia que decepción. "No tienes opci

econocía. Lo quemaría todo. Me haría tan desagradable, tan absolutamente escan

de pinté una caricatura gigante y grotesca de un pastel de bodas corporativo, usando solo mis manos y cubetas de pintura neón. Las revistas de chismes me apodaron "La Novia Rebelde", y las fotos

on. Mi padre estaba furioso. Damián, sin embargo, simplemente se acercó, su rostro sin delatar nada, y con calma me puso su saco sobre los hombros. "Vámonos a casa, Abril", dijo, su voz baja, casi un susurro, como si simplemente e

ser suficiente. Pero Damián estaba allí para pagar mi fianza antes de que la tinta del informe policial se secara. Simplemente se quedó allí, con la mandíbula

ncia desconcertantes, limpiaba el desastre. Mi padre se enfurecía, mis amigos me animaban, pero Damián seguía siendo esta fuerz

re mi compromiso. Lancé un puñetazo, luego otro, un torbellino de ira y frustración. Lo siguiente que supe fue que estaba en una celda, el olor

ojos sombreados por el agotamiento. Se veía completamente exhausto, más humano de lo que nunca lo había

se extendió entre nosotros, más pesado que de costumbre. Me palpitaba la mano. Me la había raspado

n delicadeza. Su tacto fue sorprendentemente suave. Volteó mi mano, su pulgar trazando el

or la fatiga, rompió el

estaba peleando. Ni mis amigos, que me habrían comprado otra bebida. Ni siquiera yo misma, porque estaba demasiado ocupada estando enojada pa

o, porque Ava, mi niñera de la infancia, solía cuidarme así. Era la única persona que veía más allá de mi actuación, más allá del acto de "chica salvaje", a la niña asustada q

palabra apenas a

a herida con suavidad, sus dedos sorprendentemente diestros, y luego aplicó una pequeña venda

miró a los ojos. "E

naturaleza transaccional de mi familia, la presión constante de ser algo que no era. Y luego, este inesperado momento

agotamiento en sus ojos pareció desvanecerse, reemplazado por algo que no pud

amián Montes, que no hay un 'amor inolvidable' en tu pasado. Nadie por

buscando cualquier señal, cualquier vacilación. Nada. Era un ex-marino, después de

lo hice. Acepté. La noticia causó conmoción en la sociedad de la Ciudad de México. La chica salvaje, domada. Los titulares

dos, adornaban las paredes. Asistía a mis exposiciones, a veces incluso se paraba a mi lado, una figura silenciosa e imponente que de alguna manera hacía que mi rebelión pareciera... elegante. El mundo creyó su ilus

niones discretas. Estaba planeando una sorpresa, un pequeño y ridículo intento de domesticidad, un gesto de ofrenda de paz por una semana ocupada. Lo e

aron la frágil paz que había construido. "Mi mayor mentira", confesó, su voz tensa, "f

e escapó de los pulmones. Cada gesto tierno, cada limpieza paciente, cada toque suave, todo se retorció en una burla grotesc

uien pudiera ver la devastación grabada en mi rostro. La lluvia afuera reflejaba la tormenta que se desataba dentr

e Damián, había sido secuestrada. Un rival de negocios, decían los informes. Damián se

había hecho añicos; había explotado, dejando fragmentos de vidrio en mi alma. No era más que un medio

ía usado. Y ahora, descubriría por qué. Desentrañaría cada hilo de esta tr

o", ordené, mi voz plana, desprovista

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