img Mi corazón se petrificó por él  /  Capítulo 2 | 7.69%
Instalar App
Historia

Capítulo 2

Palabras:2088    |    Actualizado en: 16/12/2025

Estábamos a kilómetros de la ciudad, en dirección a una zona industrial abandonada. Los edificios de concreto se a

rente a un almacén en ruinas. Se me cortó la respiración. Era aquí. El lugar

saparecido, reemplazada por una desesperación cruda que me revolvió las entrañas. Se

lico, con sabor a óxido y miedo. Me acerqué sigilosamente, manteniéndome oculta detr

y frágil, su rostro pálido surcado de lágrimas. Se veía exactamente como la flor delicad

áscara de ira. Este debía ser el rival de negocios. "Montes

preocupación distante de un amigo. Era el dolor visceral de un hombre viendo sufrir a la mujer q

n, su voz baja, peligrosa. "Esto

sí? La princesita perfecta y enfermiza. ¡Aquella por la que venderías tu alma! Y lo hiciste, ¿no? ¡Te casaste con e

amento experimental. Todo encajó con una claridad enfermiza. La "enfermedad" de Brenda. Anemia Apl

ejarlo, habían sido inútiles. Él nunca me vio. Solo vio el camino hacia la supervive

gruñó Damián, con los puños

. ¿Quieres a Brenda? ¿Quieres recuperar al amor de tu vida?". Dávalos sacó un cuchillo, su hoja brillando malévolamente

Por ella? La idea de su dolor, inclu

a, su voz débil, pero llena de una feroz

undo amor y desesperada resolución en sus ojos. No dudó. Ni

bre que había vendado con delicadeza mi mano raspada, preguntando si

macén. No gritó. Su rostro se contorsionó, un grito silencioso, pero sus ojos nunca dejaron a Brenda. Giró la hoja, como Dávalos había instru

ero incluso entonces, sus ojos seguían en Brenda. "Estás a salv

yuxtapuesta con el vacío de sus promesas hacia mí, era insoportable

án. Damián gritó, colapsando por completo. "¡Dije que se va, no que

. Dávalos maldijo, empujando a Brenda de vuelta a la silla, sacando su propio cuchillo. Pero era demas

rofusamente, se levantó. Tropezó hacia Brenda, su único foco e

brazos, su cabeza descansando contra su homb

en lo que parecía puro alivio y agotamient

e Damián. "¡No! ¡Oh, Damián, estás herido!". Agarró el cuchillo que Dávalos había usado, su pequeña mano sorprendentemente firme e

, gritó Damián, su rostro palid

, gritó, las lágrimas corriendo por su r

e y valiente Brenda". Acunó su cabeza, acariciando su cabello. El mundo a su alrededor, las sirenas, los arrestos, la sangre, todo se desvan

rándose el uno al otro, sus cuerpos cubiertos de la sangre del otro, sus lágrimas mez

él en cada paso, negándose a soltarlo. Nunca preguntó por mí.

de su vínculo, un vínculo que nunca podría romper, un vínculo que había consumido a mi esposo. Cada cosa que había sentido por él, cada destello de esperanza, cad

motor, pero no le dije a dónde ir. Solo miré por la ventana, viendo las luces de la ciuda

con el brazo vendado, pero irradiaba una satisfacción engreída que me heló hasta los huesos. Me encontró

l, pero con una corriente subterrá

s hablar tú y yo, Brenda?". Mi voz era tranquila, demasiado

usión. Sobre el medicamento de tu padre". Hizo una pausa, dejando que las palab

ncel. La verdad, en su boca, se se

a hecho". Dio otro paso, invadiendo mi espacio. "Sabes, nunca te amó. No de verd

caos artístico. Todo fue una actuación, calibrada para mantenerme dócil, para mantener viva la fusión, para que el medic

s un susurro, "¿lo supiste

a. Siempre lo ha hecho". Se acercó, su mano rozando mi brazo, y su voz bajó a un susurro conspirador. "Tu padre, es igual de ma

e. Mi propia sangre. Me veía como una cosa, intercambia

voz como el hielo. "

o, será mía de nuevo. Solo está esperando el momento adecuado para deshacerse de

s oídos, las voces distantes, la decisión agonizante que se había to

ndo con una rabia que amenazaba con consumirme.

Nunca te dejará ir. No hasta que yo esté completamente bien. Y entonces... simplemente desaparec

el vaso. La única cosa que consideraba

bitación. "Tú y Damián, y mi padre, son todos iguales. Me ven como una cosa para ser manipulada. Pero están equivocados. No so

y triunfante. "¿Qué vas a hacer? ¿Correr c

a hablar con mi padre. No para pedir ayuda. Para obtener justicia

sentían como un campo de batalla. Mi auto esperaba. Sabía exactamente a dónde iba. Al penthouse de mi padre. Era hora de ajustar cuen

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY