ista de Ki
l pasajero; el rechazo era un aguijón familiar, pero esta vez se sentía diferente. Se sentía como libertad. La ira era
repetía las palabras insensibles de Jonathan, sus ojos vacíos mientras se alejaba, la imagen repugnante de él entregá
a era la casa donde mi madre alguna vez había sido vibrante, donde su risa solía resonar. Ahora, era un
iendo, ni Débora orquestando otra gala de beneficencia. Solo el aire viciado de una casa dema
o de líquido ámbar en la mano, su traje habitualmente impecable l
voz plana, despr
sualmente astutos y calculadores, tenían un destello de s
aquí? Pensé que e
arne viva en m
as palabras sabiendo a ceniza, pero c
ispararon. Dejó su vaso, u
Hiciste algo? -Su tono era
é los
enia. Después de que ella casi me manda al ho
e ira por Kenia, ni una pizca de preocup
a es tan delicada. Tal vez necesitaba animarse. Y la alergia,
sido así, haciendo la vista gorda ante las manipulaciones de Kenia, excusando la crueldad de Débora
. Ella lo sabía, papá. Siempre lo supo. Y Jonath
han es un hombre ocupado. Se preocupa por ti
te le importaba, se desmoronó en polvo. Nunca se trató de mí. Se trataba de su sentido de deuda
n una rabia recién descubierta-. Nunca lo hizo. Yo
a de mi pad
malagradecida. Jonathan es un buen p
. Quiero salir. Salir de esto, sa
bía puesto bajo la nariz hace semanas, tratando de salvar su empresa en quiebra. Quería que me casara con Ga
por él, sino por mí. Para un corte limpio. Para tener la oport
o, ¿verdad? -pregunté, mi voz ba
se puso
ue una sugerencia. Una
ndo. Necesitas el capital de la familia Sandoval.
una señal revela
as cosas, Kiara.
milia, papá
su pasión, su legado. Pero Débora y Kenia habían desviado lentame
voz firme-. Me casa
vantó de golpe, sus ojos mu
o h
de la fundación de caridad de mi madre. Cada centavo, cada decisión. Y quiero las acciones de Empresas
díbula
una supervisión adecuada. Y tus acciones...
. Me estoy alejando de Jonathan. Si no aceptas, me alejo de todo. Puedes ver cómo se derrumba tu
su vestido de diseñador en marcado contraste con la atmósfera sombría. Kenia, siempre la sombra, se asomó por
ecorriéndome con desdén-. Kiara, querida, te ves absolutame
isita, un sonido
vioso, trató
ra y yo estamos discut
se sobre mí-. Escuché sobre el incidente del macaron. De verdad, Kiara, debes de
gre se
ja "delicada" casi me mata. ¿Y te paras ahí, defen
eó, fingie
hablarme así? ¡Después de to
ación, esparcieron rumores, robaron mi herencia e intentaron envenenarme. ¿Qué es e
eó su puño en
asta! ¡Discúlpate con Débo
se clavó e
me voy. Y te prometo, papá, que si me voy, me aseguraré de que el mundo
ra se torció en
jeando! ¡Esa caridad es prácticamente nu
almada-. Es una propuesta de negocios. Justo como
ero de Kenia. El miedo a la ruina financiera luchaba con su débil lealt
en su silla, pasándos
dientes-. Pero s
e estoy poniendo a mí misma primero, finalmente. Redacta los papeles. Esta no
ra c
o puedes hab
a acorralado-. Solo... cállate. -Me miró, un destello de algo, tal vez
epliqué, con un sutil
triunfo mezclándose con el dolor amargo. Cuando lleg
cualquier cosa para escapar. Recuperaremos sus acciones eventualmente, Carlos. Solo
dulce como el v
tan emocional. Se
a frágil sensación de calma, se endureció aún más. ¿Desmoronando? ¿Arrepentimiento? Oh, no tenía
s. Tomaría todo lo que me habían quitado
usurros venenosos. Necesitaba un momento. Un lugar para llorar a la chica
la mansión. Mi madre solía pasar horas aquí, cuidando sus rosas. Me arrodil
do en mi pecho-. Lo siento tanto. Dejé
determinación. Honraría su memoria. Me aseguraría de que su caridad prosperara, genuinamente, no como una fachada par
lo con rayas de naranja y púrpur
s que me habían hecho daño, pronto descubrirían la profundidad de mi determinación

GOOGLE PLAY