sta de Eloí
o. El castigo no fue físico, no de la manera que recordaba de aquella única vez, pero fue brutal de todos modos. Me despojó de todos los lazos profesionales que me quedaban, de hasta la última pizca de mi rep
-declaró, sus ojos desprovistos de emoción-. Te quedarás
primiendo el aire de mis pulmones. Me quedé allí, en silencio, entumecida, viéndolo desmante
do todas sus reuniones, se había quedado a mi lado, dándome sopa, limpiando mi frente. Me había tomado la mano, murmurando palabras de consu
manipuladora. Y yo era solo una verdad i
uelo se precipitó para encontrarme. Sentí una vaga y fugaz sensación de los pasos apresurados
Axel estaba arrodillado a mi lado, un vaso de agua en la mano. Su ros
u voz más suave de lo que había est
abeza palpitando,
las palabras sabiend
regó e
es despiadado. Necesito protegerla. -Su disculpa se sintió hueca, una formalidad, no un arrepenti
as un susurro-. ¿Qué hay de mí
da, su mandíbu
. Puedes manejarlo. -Se levantó, desestimand
amarga escapándoseme-. ¿Por mentir? ¿Por incriminarme? ¿
prendiendo. No hay necesidad de ser vengativa. -Hizo una pa
is manos se ce
e! ¡Destruiste mi carrera basándote en sus mentiras, y
ndose al instante-. Estás siendo irracional. Es precisamente por
n el aire, condenatoria y final. Mi ira,
ndose-. Fuera de mi vista,
se con un clic detrás de él. El silencio era ensordecedor, sofocante. Me abracé a mí misma, el dol
determinación se asentó en lo profundo de mí. No volver
tudio, sus ojos escrutándome con una extraña e indescifrable expresión. Ofrecía un desganado "¿Estás mejor, Eloísa?". Pero antes de que pud
e manipular, tan ciego en su necesidad de controlar y proteger. Pero la lástima se c
Luego, susurros ahogados. Luego, sonidos inconfundibles. Sonidos de intimidad. Sonido
eló. No era solo un proyecto. No era solo una b
lo me había roto el corazón; lo había aniquilado. No quedaba nada más que polvo. Y en ese polvo,

GOOGLE PLAY