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tolerar después de que un accidente de auto le robara la memoria de nuestro amor, cinco años atrás. Me
en el labio, ella, entre lágrimas, me acusó de ser un
o dudó ni un segundo. En un arrebato de furia ciega, ordenó
a. No debe decir nada -ordenó, con
stíbulo de mi propio centro de bienestar, un esp
i amor ciego y mi tonta esperanza habían sido mi perdición. Había
abía instalado en el cuarto de la bebé. Y no tenían ni idea de que mi
ítu
ista de So
regalándole una nueva vida con una mujer cuyas mentiras eran tan perfectas como su perfil de Instagram. Ahora, estaba frente a mí, besándola abiertamente, mientras y
lista para nuestros distinguidos huéspe
iró. Su brazo rodeaba la cintura de Ximena Luna. Ella era una influe
de mi centro de bienestar posparto, el Santuario del Alma-. Más vale
pondió Alejandro, con un gesto despectivo de la mano. Era una puñalada a la que ya me hab
untó por ti.* Vi a Alejandro estirar la mano para tomar la pluma del mostrador. Mi mano se mov
y luego se encogió de hombros. Firmó el documento que deslicé sobre el pulido mostrador de caoba. El contrato, le
o su renuncia a mí. Firmó n
a autorizando el lujo de Ximena. Sin saberlo, estaba firmando su propio exil
z. Acercó más a Ximena-. Asegúrate de que Ximena tenga todo lo que necesita. Jugo
ita, presionando un
l mejor
ente mis entrañas. Les ofrecí una sonrisa tensa y profesional, recogiendo los papeles firmado
zaron los de Alejandro. Fue un toque fugaz, apenas perceptible, p
si se hubiera quemado. Su
gruñó, su voz b
trador. Un crujido seco resonó en el silencioso vestíbulo. El dolor explotó, irradiando por
se habían puesto blancos. Pero sus ojos n
saco. Frotó furiosamente el lugar donde mi mano lo había tocado, como si mi piel
de una broma compartida. Una foto dejada "accidentalmente" en su escritorio. Cada vez, su ira alimentada por la amnesia estallaba. Los castigos eran rápidos y brutales. Una vez, me atreví a tararear nuestra canción de la universidad. Su puño impactó en mi sien, deján
co del miedo, forzándo
-logré decir, mi voz un sus
su voz volviendo a su tono arroga
o enderecé los hombros y me di la vuelta. Mi rostro debía estar pálido como un fantasma, porque incluso Alejandro, en su burbuja
ena a todo
habitación! Necesito hacer un unboxing en
ro, con los ojos entrecerrados-. ¿Sin comentarios sarcásti
la ma
Garza. Y mi pasado es irrele
de nuevo, una extra
l, mi palomita? -Su voz estaba cargada de una dulz
o en un pasado que él no podía recordar, un pasado que había b
adecuado para u
acia la suite, dese
es qué? A mis fans les encanta verme consentida. Ven a grab
liente que el dolor en mi muñeca. Miré a Alejandro, una súplica desespera
Considéralo parte de tus "deb
cuando la libertad estaba tan cerca. Regresé, con la cabeza gacha, y me arrodillé junto al lu
un destello de algo
ja-, tu obediencia es casi... inquietante. Me
tilleaba contr
endo con mi obliga
risa corta
esto? Grábalo. Graba tu pequeña actuación. Y envíamelo. Necesitaré algo de... entre
scribiendo la lujosa bata que sacaba de una caja. Alejandro se recostó en
l rojo vivo. Toqué el botón de grabar, la luz roja un pequeño ojo burlón. La cámara apuntamente entumecida. Los sonidos de su forzada intimidad, sus arrullos, sus bajos
declaró que su unbo
ritó, rodeándolo con sus bra
mente, luego volvió
es así? Apagado por tu propia y patética ambición. -Sus palabras eran un látigo, restallando sobre mis nervios en carne viva-. Te cree
humillación, los años de sufrimiento silencioso, todo convergió en una única y explosiva ráfa
etros de su cabeza, y se hizo añi
, solo para ser manipulado por un parásito al que le importa más su número de seguidores que el bienestar de su propia hija! ¿Y yo? ¡Yo estu
sorpresa y furia creciente. Apretó la mandíbula. Estaba a punto d
ente tan impasible, se contrajo en una extraña expresi
oz ronca, cargada de confusió

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