img Mi Primer Amor, Mi Última Venganza  /  Capítulo 3 | 30.00%
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Historia

Capítulo 3

Palabras:1457    |    Actualizado en: 23/10/2025

sta de Jime

oce, mi mundo se hi

n. Los cajones estaban abiertos, los clósets también. Catalina es

e se ha

emergencia, incluso el dinero que había heredado de sus padres. La había dejado en la rui

ó el teléfono, se giró hacia mí

susurro se convirtió en un gr

bre mí, sus ma

ulpa! ¡Tú y tu

cabeza, mi espalda, mis brazos. Me acurruqué en el suelo, tratando de protegerme, pero las patadas y l

spués de que su rabia se calmó, una fría practicidad se ap

mos, me habló, su

ue lo hago, veo su cara. Veo lo que

helado pavor l

ca-. Por favor, Catali

vuelta con el padre que te abandonó?

Eres todo lo que tengo. Tú y Amalia. Son mi familia. -Era una mentira, pero er

tropellándose-. No como mucho. Puedo trabajar. Pu

ora era una madre soltera, sin dinero. Necesitaba trabajar. ¿Quién cu

rtando su mano-. Pued

tado de dos en una mala zona de la ciudad. Catalina y Amalia con

sayuno. Comía sus sobras de pie junto al fregadero. Limpiaba el departamento de arriba abajo. Las esperaba h

atorce años ahora, y el abismo entre nuestras vidas era demasiado ancho para

fueron reemplazados por revistas de moda y charlas sobre chicos. El vínculo forjado s

ervía la cena, levant

de agua. -No era una p

de servir, fui a la alacena y le tr

taba desesperada. Veía a hombres ir y venir, pero uno comenzó a quedarse.

esperanza, de escape. Y cuando sus ojos se posaban en mí, tenían una mirada

cuché hablar por

a. Amalia. Es una

golpe físico. Me estaban borr

é después d

martilleando contra mis costilla

mezcla de lást

. Él tiene una nueva

malia estaba

mena no viene, ¿quién va a lavar mi r

a queja sobre su propia futura in

. Y por primera vez, sentí algo más que un deseo de complacerla. Sen

una blusa que había cosido yo misma con los restos de una vieja de Catalina. Caminé detrás de ell

altos. Un chico estaba recostado en un lujoso sofá en la

Por qué está vestida como una sirvienta? -preguntó, señalándome con un dedo perezoso.

, dando un paso adelante. Sonrió cálidamente a Catalina. Parecía que ya le

ia -dijo Catalina, emp

-dijo Amalia, su voz

nte. Sacó una pequeña caja bellamente en

a revelar un collar

res

a? ¿No le

vey pareció

ho, Jimena. No est

e, manteniendo los ojos en

ca con una cama con dosel. A mí me llevaron a una habitación pequeña y sencill

ués de años en un sofá en una sala, se

na por un vaso de agua. Al pasar por el estudio del s

a, Jimena... solo mantente alejado de ella. Su padre era un ladrón que

o Kane-. No te pr

n el pomo de la puer

choqué de frente con una pared sólida de u

ió haber sali

o-. Me diste un susto de muerte. ¿Q

no haber oído nada. Mantuve la cabeza

o. Parecía tan patética, tan asustada, qu

sando a mi lado y subi

tudio, luego corrí de vuelta a mi pequeña habitación, las palabra

blecida. Amalia estaba recibiendo clases particular

plata, una sirvienta silenciosa e inv

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