img Mi Primer Amor, Mi Última Venganza  /  Capítulo 1 | 10.00%
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Historia
Mi Primer Amor, Mi Última Venganza

Mi Primer Amor, Mi Última Venganza

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1590    |    Actualizado en: 23/10/2025

i protector, mi maestro y mi primer amor. Durante dos años, nuestro p

amé, embarazada de nuestro hijo, solo pa

uso en altavoz para que yo pudiera esc

juego -dijo-. Que no s

zaron. Me deshice de nuestro hijo, tom

su lugar, me convertí en "Nueve", una

o con "amnesia". Cuando la policía pregunta quién se

sonrisa tímida-.

ítu

sta de Jime

ras no se rompen. El mío sí. Se hizo un millón de pedazos el día que

lo estaba. El sonido de los pesados pasos de mi padre sobre el piso de madera era la primera advertencia. Luego

otra

echo a un trago en s

s. Sus palabras eran una marea venenosa, subiendo y bajando, a veces murmullos,

o era un arma. Llorar era un es

a mi madre, el sonido fue un chasquido seco en el aire ya tenso. So

ia mí, su rostro era

to no tiene nada que ver

a ya enrojecida, ni siq

ido, Jimena. Me estás

las escaleras, un pequeño fantasma en pijama, y los veía destrozarse m

ome con un dedo tembloroso-. Ni siq

nació

os míos. Sus llantos hacían que mis padres corrieran. Sus lágrimas eran besadas hasta des

da y ruidosa, y la adoraban por

ré a Karla en su cuna, con la cara roja, su boca una 'O' perfecta de angustia. La observé, hipnotizada. Te

o h

Mi madre entró corriendo, t

os ruidos feos te asustar

ió en el umbral

Estamos alter

frágil tregua declarada. Ninguno de los dos me vio, d

cusión final ni siquiera fue un grito. Fue una conversación fría y s

la -dijo mi mad

a llevas -replicó m

ta a su

, no uno donde su madre no

s necesidades, su futuro. Mi nombre nunca fue mencionado. Era como si yo no

do brotó de mi garganta. Fue

on la cabez

s, Jimena -espetó m

estaban atascadas, un nudo duro en mi garganta. Solo seña

ma -gruñó mi padre

a la cocina, comenzó a llorar en sol

te-. Mira lo que has hecho, Juan. La has alterado. -Me fulmi

dos años, se consideró que necesitaba a su madre. Yo, con siete, era lo suficientemente

con sus cosas y todas las cosas de Karla. Las cobijas rosas, los peluches, l

ños a los costados. Se iba. Se estaba llevando la única fuen

coche se cerró de g

rándose dentro de mí. Bajé corrie

y curioso. Los ojos de mi madre se encontraron con los míos en el espejo retrovisor

i siquiera redu

queñas piernas bombeand

Ma

sonido de su motor se desvaneció, dejando solo el sonid

na maleta de lona en la mano. No

voz desprovista de cualquier emoció

estiércol y tierra húmeda. Los padres de mi padre, a quienes había visto

jo, sus labios fruncidos en una

-. Al menos se quedó con la sangre Bradley. -Su mirada volvió a

bajó del coche. Le entre

mi vida. -Me miró a través de la ventana abierta, su expresión i

amino de grava con dos extraños

ca les había gustado mi madre. Me veían como su sombra persistente, una carga que se veía

uela una mañana, mi voz pequeñ

na sonrisa lenta y calculado

h,

en el sótano. Una montaña de ropa de trabajo vieja y

a tarea de una sola vez-. No creas que vas a vivir de gorra aqu

ropa hasta que mis manos quedaron en carne viva, y serví a dos viejos amargados qu

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