/0/20127/coverbig.jpg?v=d09d196a86e1567cdf46c90f8bcd2671)
i protector, mi maestro y mi primer amor. Durante dos años, nuestro p
amé, embarazada de nuestro hijo, solo pa
uso en altavoz para que yo pudiera esc
juego -dijo-. Que no s
zaron. Me deshice de nuestro hijo, tom
su lugar, me convertí en "Nueve", una
o con "amnesia". Cuando la policía pregunta quién se
sonrisa tímida-.
ítu
sta de Jime
ras no se rompen. El mío sí. Se hizo un millón de pedazos el día que
lo estaba. El sonido de los pesados pasos de mi padre sobre el piso de madera era la primera advertencia. Luego
otra
echo a un trago en s
s. Sus palabras eran una marea venenosa, subiendo y bajando, a veces murmullos,
o era un arma. Llorar era un es
a mi madre, el sonido fue un chasquido seco en el aire ya tenso. So
ia mí, su rostro era
to no tiene nada que ver
a ya enrojecida, ni siq
ido, Jimena. Me estás
las escaleras, un pequeño fantasma en pijama, y los veía destrozarse m
ome con un dedo tembloroso-. Ni siq
nació
os míos. Sus llantos hacían que mis padres corrieran. Sus lágrimas eran besadas hasta des
da y ruidosa, y la adoraban por
ré a Karla en su cuna, con la cara roja, su boca una 'O' perfecta de angustia. La observé, hipnotizada. Te
o h
Mi madre entró corriendo, t
os ruidos feos te asustar
ió en el umbral
Estamos alter
frágil tregua declarada. Ninguno de los dos me vio, d
cusión final ni siquiera fue un grito. Fue una conversación fría y s
la -dijo mi mad
a llevas -replicó m
ta a su
, no uno donde su madre no
s necesidades, su futuro. Mi nombre nunca fue mencionado. Era como si yo no
do brotó de mi garganta. Fue
on la cabez
s, Jimena -espetó m
estaban atascadas, un nudo duro en mi garganta. Solo seña
ma -gruñó mi padre
a la cocina, comenzó a llorar en sol
te-. Mira lo que has hecho, Juan. La has alterado. -Me fulmi
dos años, se consideró que necesitaba a su madre. Yo, con siete, era lo suficientemente
con sus cosas y todas las cosas de Karla. Las cobijas rosas, los peluches, l
ños a los costados. Se iba. Se estaba llevando la única fuen
coche se cerró de g
rándose dentro de mí. Bajé corrie
y curioso. Los ojos de mi madre se encontraron con los míos en el espejo retrovisor
i siquiera redu
queñas piernas bombeand
Ma
sonido de su motor se desvaneció, dejando solo el sonid
na maleta de lona en la mano. No
voz desprovista de cualquier emoció
estiércol y tierra húmeda. Los padres de mi padre, a quienes había visto
jo, sus labios fruncidos en una
-. Al menos se quedó con la sangre Bradley. -Su mirada volvió a
bajó del coche. Le entre
mi vida. -Me miró a través de la ventana abierta, su expresión i
amino de grava con dos extraños
ca les había gustado mi madre. Me veían como su sombra persistente, una carga que se veía
uela una mañana, mi voz pequeñ
na sonrisa lenta y calculado
h,
en el sótano. Una montaña de ropa de trabajo vieja y
a tarea de una sola vez-. No creas que vas a vivir de gorra aqu
ropa hasta que mis manos quedaron en carne viva, y serví a dos viejos amargados qu

GOOGLE PLAY