img Mi Cuñada, Mi Infierno  /  Capítulo 1 | 6.25%
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Historia
Mi Cuñada, Mi Infierno

Mi Cuñada, Mi Infierno

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1914    |    Actualizado en: 14/08/2025

a se abrieron y el día d

mí en el altar, con los ojos clavad

la fuera la novia, dejándome a mí

ndome su amor, escudándose en e

contrar las maletas de Camila ya

ítu

de la iglesi

ndo las motas de polvo que danzaban en

a en el umbral, una silueta contra la luz. Era una muje

su cuñada. Su cuñad

ra, que sostenía su ramo, tembló. Miró al hombre que est

alidecido. Su son

taban fijos

or el pasillo. No corrió, pero cada paso estaba cargado de una determinación q

fuera la novia. Los invitados los miraban fijamente, sus susurros cada vez más fuertes. Alejandra

milia. La ayudó a sentarse, su mano demorándose en su hombro.

ltitud, un amigo de la famili

ly! ¡Cuidando a la

, a un hombre honrando a su hermano muerto. Alejandra solo veía al hombre que acaba

lesia. No podía respirar allí dentro. Necesitaba irse. Est

de ella, rápidos y

x, es

aciéndola girar. Sus ojos est

ayas. Po

os. -Su voz era

justo ahí, en el piso pulido. Se aferró a su mano, con la cabeza gacha-. Es mi culpa. Mi hermano.

seguir amando al hombre que se suponía que era. Su determinación flaqueó. La im

s lágrimas-. Te juro que solo eres tú. Solo... solo da

a frágil, perdida, sin ningún otro lugar a donde ir. Dijo que era su d

r encima de la traición que acababa de presenciar. Dejó que la llevara de vuelta

ceremonia. El

n a su nuevo hogar. Las maletas de Camila

-anunció Carlos, no como una

de casarnos. Est

simplemente echarla a la calle. Es solo hasta que nazca el bebé. -La miró

ella a

e la viuda desamparada y afligida. Necesitaba un vaso de agua en medio de la noche, y solo Carlos podía dársel

s masajeaba los pies hinchados de Camila. Hablaban en voz baja, compartiendo r

la firma de Carlos. Estaba sentada en la mesa pr

z, su voz lo suficientemente alta para que toda la mesa la oyer

mpasivas y llenas de lástima de sus colegas. La dejó para que diera excusas por é

a de náuseas golpeó a Alejandra, y una frági

embar

a era la respuesta. Esto los arreglaría. Su propio hijo. Una razón para que C

cena especial. Llegó a casa temprano, con

Oyó voces desde la recáma

ó Camila, un sonido de puro

ra se heló. Empujó l

de embarazada expuesto. Carlos estaba arrodillado a su lado, frotand

iendo? -La voz de Alejan

máscara de culpa. -No es lo que parece. Tenía

a, tan insultante, que r

cama, Carlos. Sác

nzó él, su voz adoptando un t

ra se elevó, temblando con una furia que no sa

ara hacer una maleta, para al

bloquearle el paso. -

blar! -gritó ella, trat

gritó él, agarránd

ar un pequeño y teatral jadeo. -

desvió instantáneamente de Alejandra a Camila. Vio

gruñó. La empujó, con fuerza,

fombra. Cayó, su costado golpeó el borde de una cómoda de madera

la mano en el vientre. -Carlos, creo que estoy bi

Corrió hacia la cama, su rostro grabado con pánic

como si fuera de cristal. La llevó hacia

uelo. Sus miradas se encontraron por una fracci

falsa mirada de preocupación había desaparecido. En su lugar, había un destello

se f

na sensación viciosa, como un cuchillo retorciéndose. Miró hacia aba

ng

sesperado. El sonido fue tragado por el pasi

erse entre sus piernas

más fuerte, un sollozo ahogándose

de su auto arrancando en la entra

el leve y dulce olor del aceite que él había estado frotando en la piel de Camila. El recuerdo de su p

ndo era borroso y silencioso. Un doctor con ojos amables y tri

se hab

nstaló en ella. Era un dolor t

-preguntó, co

ña foto clínica. Un ultrasonido. Un fantasma diminuto y

mucho, mucho tiempo. Esto

po. No habría más oport

ar a un hijo que había ayudado a matar. No

él recibiera un regalo.

elegante caja de regalo que había comprado para su cumplea

o. Buscó en sus contactos un nombre que había bloqueado hacía meses, un nombre del que Ca

Sand

el botón

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