img Mi Cuñada, Mi Infierno  /  Capítulo 6 | 37.50%
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Historia

Capítulo 6

Palabras:1340    |    Actualizado en: 14/08/2025

de cabeza punzante y una sensa

cama. Pero no

n brazo de hombre. Estaba desnuda. Presionada

tentó escabullirse, pero sus miembros se sentía

habitación. La voz de la amable s

ntrar ahí! ¡La seño

de sospecha. -¿Por qué no pued

Se revolvió, tratando de empujar el cuerpo del extraño f

se abrió

mprano, con un ramo de sus flores favoritas en la mano, una esperanz

rió en el moment

plaron la escena. Ella, desnuda. El hombre extraño

de su mano, esparci

éndose en una rabia oscura y asesina. Sus ojos se

usurró, las palabr

o y confundido extraño de las sábanas y lo estrelló contra la pared. Un rugido brutal y gutural

slizara al suelo en un montón arrugado. V

emblando de furia-, ¿y esto es lo que ha

umbral, con una bata ceñida a su cuerpo. Jad

feo, iluminó sus ojos antes de

-gritó-. ¡Después de todo lo

a mesita de noche y se lo a

de la mente de Alejandra. Luchó por sentarse, envo

-suplicó, su voz ronca-. Me

ando la vista de Carlos. -¡No escuches su

lpe vicioso, lo estrelló contra el

os de Alejandra. Sintió un cálido

to de protegerla luchando con la rabia que

iciera-. Como esposa de tu hermano, como la mayo

vienta que se acobardaba en el pasi

manos temblorosas, con un delg

. Mojó el látigo en el agua salada y, con un chasquid

o ahogado de dolor. El e

ando, su rostro una máscara de piedra. Su falta de resistencia, sus gritos de d

le desgarraba la piel, una agonía abrasadora, al ro

tió el agua salada sobre sus

illido largo y agudo de pura ago

la rabia de Carlos. Rugió,

BA

por su rostro mientra

e agarró el estómago, su rost

u voz débil-. Carlos

camente hacia ella. Vio la manch

ón fue in

de la habitación, dejando a Alejandra co

de nuevo.

esita de noche, sus dedos dejando un rastro de sangr

esperando ser atendida. Vio a Carlos al final del pasillo, paseando ansiosamen

unto a él. Él la miró, sus ojos llenos de

irófano se abrió

. -¿Cómo está? ¿Có

-. Tiene un tipo de sangre raro. Necesitamos una tran

el pasillo, salvajes y desesp

-. Tomen su sangre. Tiene

omaban por su bata de hospital. -Señor, esta mujer no está en condicio

ó. Se acercó al médico, su voz

Firmaré lo que necesiten. A

ojos. Se acabó. Todo. El amor, la esperanz

on la aguja en el brazo. Vio su propia sangre, oscura y roja, fluir a través del t

a sensación de pa

había dado a su hijo. Ahora

ba pagada. No

lejandra, débil y mareada, se levantó de la cama. Ignoró las

volvió en su delgado abrigo, temblando. Su dedo rozó su dedo anular. Estaba desnudo

en el dedo a Camila. Eso era real. Su anillo era solo u

ntes de la terminal del a

cielo oscuro. Alejandra apoyó la cabez

ero que tengas una buena vid

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