ro terminó su llamada y comenzó a
bello y, en un movimiento fluido, me rodeó con sus brazos, arrastr
una perfecta da
os tragó po
stro de Alejandro, grabado con pánico. Pero ese pá
a burbuja de aire y desesperación. Mis l
ndo del mar, y una nueva ola de dol
on, tirando de mí hacia arriba. Por un mo
distancia, acunando a una Sofía que balbuceaba en sus brazos. Le susurraba palabr
mación final y brutal.
ándome bruscamente. Me pusieron un traje de neopreno
ba en el pech
rirse y llevarme con ella, A
entendido entre ustedes dos -se lamentó,
e furia mientras me miraba. La besó, un beso largo
toda su ir
su voz baja y peligrosa-.
n me dejó s
yo haría eso? -susurré
segundo. Eso fue todo
con esto -lloró, haciendo u
ojos se volvieron f
guardaespaldas, su voz d
una jaula grande y ominosa que flotaba c
los guardias sombríamente-. Un castigo
n un mundo de sombras y barrotes. Se me cortó la respiración. Era claustrof
ieron haber arrojado, rodeando la jaula, sus aletas cortando el agua. Chocaban contra l
it
, encerrada durante horas por la cruel directora del orfanato. Alejandro había sido quien me encontró enton
rrado en la oscuridad, usando mi
jaula, temblando incontrolablement
jandro?", pensé, la preg
piración se volvió sup
me encontró. Los pescadores le dijeron a la policía q
partes buenas: el chocolate, la forma en que me tomó la mano después de
tro frío y distante. "Nunca te amé, Ava. Siempre fue ella". L
to ahogado, mi rostro
Sofía, con una sonrisa victoriosa en el rostro. Una ma
a? -se burló-. ¿O neces
sada para luchar. So
archivo so
dro los
firma era un garabato afilado
i matrimonio había terminado
risa autocrítica
los papeles-. Ahora toma el din
ama, lágrimas silenciosa
no volvió a casa. La casa era una tum
s de ropa. Las joyas caras que me había comprado estaban in
y descolorido. El que me había dado en
mple anillo de bodas. Luego caminé hac
nios estás
estaba de pie j
ndo otro berr
podía soportar más castig
razo, su agarre
es conmigo a v