xi a un co
mi brazo. La quemadura era grave, un de
, su voz llena de compasi
onrisa débi
á oc
ces en el pasillo. La voz d
iste fue tan heroico.
voz, un susu
amas tu esposa? Qu
voz de Alejandro,
, mi hermo
po
es años, me había llamado su esposa. Siempre era "Ava". Había pensad
digna de
picones del consultorio, le pa
e en la sala, con el rostr
as estado
ltorio -dije
, su agarre era fue
? -Su tono no era de preo
rté el
era peor, e
ió el
ser más comprensiva? Tengo una historia
a la que tenía una quemadura ampollada. Yo era a la que é
o, silenciosas y calientes. No le
. La enfermera de cabece
e, Alejandro -dije
aba distraído, ya s
Nunca me oí
sin levantar la vista de su pantalla-
en el coche, con un bikini diminut
dar -dijo con una sonrisa brillante y
que te aburrieras -explicó A
que era casi divertida. Esto n
su fiesta de playa, y los observé. Chapoteaban y reían en las olas, sus manos se demoraban en la
de negocios. Se alejó por la p
agua y se acercó
-dijo, su sonrisa no
star, me agarró del brazo
ije, tratando
a parte poco profunda, luego, con un movimiento r
salada inundó mi nariz y mi boca. Me
n sonido distorsionado y monstruoso sobre el a
os negros bailaban en mi
deé en busca de aire,
pelo, obligán
rtará si te mueres aquí mismo
o todavía vivo en mí. No lo haría. No p
a visión verdad
vere