s ante mí. El proyecto era mi bebé, la culminación de años de trabajo. Pasé todo el día tomando notas, finalizando detalles y redactand
segundo al mando con un simple asunto: "Archivos Finales del Proyecto". No n
bró. Era un me
levar a cenar para animarme. Dijeron que no me preocupara, que solo e
la foto, sostenía una delicada taza de té de porcelana, un regalo del reciente viaje de Ismael a Japón. Era parte de un juego que me había regalado por mi trigésimo cumpleaños. En su muñeca lucía una nueva y brillante
nte. No sentí nada. Ni ira, ni celos. Solo un profundo y silencio
reve y profesional. Cité razones personales y el deseo de mudarme. La envié
a mi agente
lo que hay en ella. Anúnciala como una propiedad li
ncio atónito
segura? Esta casa
Ponle un precio para
de fotos. Fotos de Daniel, Ismael y yo de niños, sonriendo con dientes de leche. De adolescentes, torpes y desgarbados
aer sobre la primera página. El papel brillante se curvó, se ennegreció y luego estalló e
eras por el mundo, un ramillete seco de un baile de graduación al que Dan
e Ismael entraron, riendo de algo. Se
iendo? -La voz de Danie
fuego, con el
son nuest
mirarlos. La cubierta de plástic
asura -dij
esa es toda nuestra vida! ¿Cómo pudiste? -Extendió la mano hacia el fuego
s a los costados. Miraba de mi cara al fuego
o que sea que te moleste, pod
lar -dije, sacudiéndome
en sus ojos. Era real, su dolor. Pero era d
taba vendiendo la casa que habíamos elegido juntos, la casa de la que todavía tenían llaves. El pensamiento no m