xtraña sensación de calma apoderarse de mí. Lo peor había pasado. Habían elegido objetos y a un
la puerta del baño, sus rostros una mezcla de c
voz vacilante. Finalmente parecía
e? -susurró, volvién
aba a los ojos.
. Estaba enojad
sonido seco
cosas, ¿no? El trofeo, el jarrón. ¿Y yo? ¿Alguno
con la que crecieron, la chica que tenía las mismas reacciones alérgicas graves desde que era
en la casa del lago? ¿Los mariscos en ese restaurante en París? Ustede
la vista, su rostro cenici
or-. Lo olvidé. Los médicos dijeron que podría ser cua
r, se habían convertido en la fuente de mi sufrimiento
o un paso adelante-. Dios, lo sient
, su voz cargada de arrepe
an traspasar. Una disculpa no podía coser las
el sonido de furiosos desgarros y tirones desde el jardín. Estaba arrancando cada
veché el tiempo para empacar. No necesité cajas. Estaba dejando casi todo atrás. Empaqué una sola maleta con lo es
ue yo había diseñado, que habíamos llenado con nuestras vidas
sosteniendo una tabla con papeles. Era de la agencia inmobiliaria
de 'Se Vende' que estaba a punto
iel, mirando del agente a
ervioso, mir
sita? ¿Para la propieda
a voz de Ismael era incrédula
o? -pregunt
s! ¡Esta también es nue
o adelante, su ex
podemos arreglarlo. No hagas e
-mentí suavemente-. Me mudo a Monterrey. N
stá aquí -dijo Ismael, s
cosa fría
ento de amigos y familiares. -Hice una pausa, dejando que las palabras se asentaran-.
raron, una comunicación silenciosa pasando entre ellos. La perspectiva de tener a Judi
recía inseguro. Escudriñó mi rostro,
endo esto, Ange? ¿De v
acticada-. Solo me estoy mudando. Piénsenlo como u