ausoleo de deudas, asfixiaba a
ltivez, ahora estaba encorvado, co
l, era un pacto con el d
, Elena Alcocer, la hija de su archienemig
mi difunta madre, su legado, debía permanecer
sca, un circo de miradas cu
e sentía como un cor
o venenoso en mi oído: "Bienvenida al infierno,
olo el comienzo. Pagarás por cada lágrima que mi madre derramó.
a sirvienta, limpiando baños, com
endía a una leucemia avanzada, y ni mi padre ni mi h
a familia, y la enfermedad que me
moriría