enso y pesado, mientras cientos de nobles se congregaba
grada como la esposa principal del Emperador Itzcóatl, uniendo
en su trono, solo encon
farsa?", su voz resonó, "¡A una mujer cu
ca como una mortaja, mi corazón latía
ento, ya había sentido esta hum
i vida anterior, había suplicado entre l
repudiándome y entregándome a
eraciones, fue acusada de traición, sus
hacia su concubina, Citlali, quien
a, morí de hambre y frío, con las risas de Citlal
o me abandonaron;
a oportunidad, no por pie
días, justo a tiempo para re
no había lágrim
y una determinación d
sorprendentemente calmada, sin ra
y lo miré directa
sconcertó, esp
ir, mujer? ¿Ninguna súpl
ncia era
a su brazo, su pre
con voz melosa, "Quizás cree en esas viejas
o envuelto en miel,
con una serenidad
, una sumisión que contradec
dije, con sinceridad vacía. "Si mi presencia y mi linaje
en el salón
tos y esperaré el juicio
el ceño; mi sumis
"¡No quiero volver
ruzó con Cuauhtémoc, el líder de los g
risita cristalina, y él la rodeó
mi memoria, una répli
o me paralizó, alimentó l
u nido de amo
ería a
plemente me h
osperidad dependía de mi sangre, se d
arrastraría sobre esas cenizas, supli
a, mi única razón pa
a que la verdad se revelara a través de
ía la propia ca