a copal quemado y la tensión no expresada de cientos de nobles, to
del Sol", sería formalmente reconocida como la esposa principal del Emperador
de obsidiana y plumas de quetzal, no vi destin
resonó en el silencio, cada palabra un golpe. "¿A una mujer cuya únic
anca se sentía como una mortaja, mi corazón latía con
, ya había sentido esta humillación, y
erza de un rayo, no como un sue
a llorado, había intentado recordarle el pact
ndato de los dioses" , le había dicho,
ta fue una
ó de mis títulos y me entregó a su
el pacto, fue acusada de traición, sus tierras co
nuestro hogar, y todo porque el Emperador e
a ahora, con una sonrisa disimulada y una mir
a en una fosa helada en las afueras de la
de la traición y el sonido de las risas de Cit
itl" , me susurró. "Ahora solo
me habían abandonad
a oportunidad, no por pie
apenas unos días, justo a tiempo
no había lágrim
plicas en m
una determinación tan
endentemente calmada, clara, sin un atisbo
y lo miré directa
por mi falta de reacción, esper
ir, mujer? ¿Ninguna súpli
unca había conocido la verdadera adversidad, un líder q
a su brazo, su rostro una más
voz dulce y melosa. "Quizás realmente cree en esas
labras era un vene
me habían enfurecido, me habían h
n una serenidad que
a muestra de sumisión que contra
do con una sinceridad vacía. "Si mi presencia y mi linaje son una farsa, entonces no
en el salón
dotisa Madre que me observaba con ojos preocupa
el Emperador" , continué, manteniendo la cabeza baja
una sombra de duda cruzand
on de las manos, mi sumisión lo desar
on un gesto de desdén. "No qu
sin prisa, sintiendo cient
la de Cuauhtémoc, el líder de los guerreros águila, un hombre conocido
ino una profunda preocupació
pocos que realment
urró algo al oído y ella soltó una risita cris
fija en ella, una mirada llena de un
mi memoria, una répli
, el dolor no
ntó la llama fría q
u nido de amo
es, no volvería a rogar
plemente me h
mperio cuya prosperidad dependía de la sangre que corría por
aría sobre esas cenizas, suplicando por la f
mi única razón para vactivamente, no, eso
evelara por sí misma, a través de la h
ía la propia ca