img La Elegida Olvidada del Sol  /  Capítulo 2 | 33.33%
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Historia

Capítulo 2

Palabras:1169    |    Actualizado en: 08/07/2025

repudio público fueron un de

capital como una plaga, susurrada en los merca

rsante" , "la Mujer A

sirvientes que antes inclinaban la cabeza ahora me mir

ada con maestría por Citlali y permiti

el patio principal, Itzcó

mirada recorriéndome de pies a

eran. "La mujer que habla con los dioses, ahora

e risas crue

a no reaccionar, a no darle l

né la cabeza y es

irritarlo más que

eran cuidados con esmer

lazadas por jarrones vacíos, y las antorchas a menudo se dejaban sin

de Citlali, pequeñas crueldades

virtió en otra f

traían las sobras frías de la cocina de los sirvient

que solía admirarme, dejó la band

ro y un guiso aguado con trozos

era naus

o tú" , dijo con una mueca de

s entrañas, pero la

agar cada bocado seco mientras las lá

no les darí

quiebre lleg

ncontrar un poco de paz, cuando Citlali apareció, vestida con un

goteando falsa compasión. "Te

plemente seguí m

en mi honor" , continuó, acercándose. "Dice que mi

ado, su perfume floral

pero supongo que alguien tiene que

on una raíz y se lanzó hacia mí,

el suelo, soltando un

la muñeca como si estuviera rota. "¡M

nte, una obra de teatro

cado, Itzcóatl apareció corriendo desde el otro

ia ella y apartándome de un empujón

acunándola como si fuera un

a hecho est

escondiendo su rostro en su pecho. "Y ella... ella me dijo que

a me miró, su juici

huracán, ciega

dias!"

eron al instante, su

r, ya he tolerado dema

el suelo, sus manos como ga

ientras acariciaba el cabello de Citlali. "Sé que le teme a la oscur

zón se

debilidad, se lo había confesado, creyendo q

mi mayor mied

entes, que pase la noche con las únic

o y paralizant

oscuro bajo el palacio, un lugar usado para eje

e muerte, una muert

sa de triunfo en el rostro de Citlal

la oscuridad

idad, y aterricé con un golpe se

a total, el air

onces

sis

, el sonido de cuerpos escamoso

había reprimido durante tant

temblando incontrolablemente, cada siseo

terror abrumador, alg

ra

iente y pura que

habían he

ombre, mi honor, mi fa

ra que muriera de miedo, para que

para rendirme, sino

ju

no ante la oscuridad que me rodeaba y

a a esa noche, Itzcóa

te rápida, eso

tan lento y profundo que des

la agonía de la sed, el terror de ver

ente lo que yo se

ría allí

espectadora pasiva de

rquitecta

me devolvió a la realidad, pero el pánico

a acababa

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