img Cinco Años De Mentiras  /  Capítulo 1 | 18.18%
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Historia

Capítulo 1

Palabras:1112    |    Actualizado en: 08/07/2025

México, un diluvio que ahogaba el ruido del t

eaba con todas sus fuerzas, el agua he

mpor

que

taba sus "me

años dedicados a e

r amiga de su difunta madre, una muje

, sofisticada. Y desde aquel supuesto accidente

lla, un amor secreto y devoto que lo llevaba a soportar sus caprichos, sus desplantes y sus peticiones

rriendo por la escalera de servicio, con el corazón l

Elena para recuperar el aliento antes de tocar, p

risa de

que usaba frente a los demás, era

el oído presionado

Elena? Ya pasaron cinco años", di

e siempre usaba con él, sonaba cortante y fría. "Todavía no he term

que el aire

llaci

e diversión. "¿Por qué sigues torturando a ese

mago de Mateo. Rodrigo, el amor de juventud de Elena

speraba en el aeropuerto. Iba a irme con él. Pero Mateo se puso enfermo, con una fiebre altísima. Tuve que qu

e Mateo se

ible. Elena se había quedado a su lado, leyéndole cuentos c

rálisis, todo, ¿solo para vengarte de

pagar. Cada recado estúpido, cada plato de comida que le tiro, cada vez que lo mando a la otra punta de la ciudad por un capricho. Cada vez es una pequ

as mujeres llena

cinco años de sacrificio, todo se convirtió en cenizas en un instante

puerta. La bolsa con los medicament

enso que no podía ni respirar. Quería gritar

gó a recoger la bolsa. Tenía que entrar. Ten

el ti

ofía lo miró con una s

eces una rata de a

sala, donde Elena lo esperaba en su silla de ruedas,

Estaba tan preocupada por ti con esta l

culta tras la máscara de fragilidad. Su corazón, que ant

dijo con voz neutra.

i niño. Ere

risa, que antes le parecía

visita y estaba en la cocina, salió hecha una furia. Isab

", le espetó a Elena, señalando a Mateo. "¡Míral

na expresión

itaba mis medicinas. Mate

. Se acercó a Mateo y le puso una man

Sentía que si abría la boca, vomitarí

costumbrado", logró decir, y sus palabra

ceño, notando el

ó suavemente. "Ve a cambiarte, no quiero que te en

a calculada. Una vuelta más

nada más y se dirigió a su pequ

e apoyó en ella y se d

ía volvió a llegar desde la sala, más

ió romperse. Las lágrimas silenciosas rodaron po

ar, solo quedaba un desierto de t

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