io, cada paso que daba sobre el asfal
cuerdo de su amor po
ó para ella, y ella dijo que era el mej
en vela a su lado cuando f
ratitud, sus palabras de "te q
a una m
su universo, se desintegraba con cada metro que lo alejaba de esa puerta. Para cuando lleg
llamó. Su voz era melosa, c
vengas. Hay alguien q
podía simplemente desapa
alto, de cabello castaño y ojos soñadores. Un artista. Mateo sintió un escalofrío.
te. "Es un médico maravilloso. Sofía me lo recomendó. Va a ayudarme con
a mano a Mateo con un
lado mucho de ti. Eres su s
io a un actor. Un peón en el juego de Elena. Y lo más cruel de todo, un sustituto. Una burla viv
lara, comenzó a re
ó Mateo, su voz despro
ata de Rodrigo, se repetía en su mente. Era una crueldad inne
lar y marcó un núm
su tía Carmen al otro lado d
quebró. "Tía, necesito tu a
eguntas, Car
iño. ¿Qué necesitas
ad si era necesario. Le compraría un boleto de avión. Lo sacaría de ese infierno.
. Cocinaba para Elena, la ayudaba con sus "ejercicios", soportaba la presencia
en la cocina, sonó el tel
octor Ricardo me invitó a cenar a un l
o escuchó una voz de f
r, cuelga ya y
ncio incómod
o te preocupes", dijo Elena
ano. Así que no solo era su "médico". Era su a
e tenía en una vieja mochila. Juntó sus documentos, el dinero que había ahorrad
só a casa por la tarde, del br
dueña y señora. "A partir de hoy, el doctor Ricardo se quedará a vivi
ateo, una sonrisa que
Ricardo, ignorando p
teo. Es mi sobrino. Un buen chico,
degradado. De "ángel" y "niño" a simplemente "el que ayuda". Era una humillación pública, frente
ie juntos, un cuadro de falsa
. Solo asint
nta regresiva para su l