ona. Se veía más delgado, pero sus ojos ten
n", anunció, refiriéndose a su propia madre. "Ha
ensé que se qued
ué?", p
endo mi esposa. Y
n Buenos Aires. Un lugar opresivo, lleno de
con una sonrisa helada. "Estás muy delgada. ¿No estás
os de Máximo se
ños casados. ¿Par
stillo necesit
simple recipiente para su linaje. Mir
es el momento", dijo Máxim
ero Inés no se rindió. Más ta
rando? Mi hijo ha hecho un gran sacrificio
r supuesto. Su tono cambió, se volvió suave y preocupado. S
"No puede ser distraído por tus caprichos. Ahora, arrodíllate y pídele a la V
dola, atónita.
de pastillas de su bolso. "Son vitamina
humillación era tan gr
voz sorprende
le hubiera hablado en
has di
cho qu
illo. Su rostro se contrajo de furia. Levantó la
nte", e
loré. Algo dentro de
stillas. Y no voy a te
udio y regresó con una fusta d
dijo, y el primer latig
té. Con cada golpe, mi resolución se hacía
nte ajeno a la tortura que su madre me estaba infligiendo a pocos metros de distancia. Est