ía sala de espera. No sé por qué me quedé. Quizás una p
us ojos estaban rojos, pero s
ena, Sofía.
espo
as. "Tan entregado. ¿Sabes? Hace dos años, para mi cumpleaños, voló en secret
rdé ese mismo collar. Máxi
lo de negocios", me dijo.
regalo "personal" que me había hecho. Ahora
ué algo triste en mis redes sociales. Él tomó el primer vuelo y pasó toda la noche b
nmigo. Pensé que era un punto de inflexión. Pensé que finalmente me estaba viendo a mí. Qué tonta.
nfesó Valeria con una sonrisa triste. "Llenos de anhe
café, le llevaba mantas, pensando que estaba construyendo su imperio. Pero no. Estaba construyendo un santuario de pala
unfo. "Te usó para calmar a su familia, para conseguir lo
. No podía
me", dije, mi
No de ella, sino de la verdad de
jando hasta el agotamiento. Empaqué mis cosas en cajas, lentamente,
cuidándola. Le llevaba sopa, le leía libros. Las m
as noches que esperé con la cena caliente. Todo el amor que derramé en un pozo sin fondo. Sentí una a