llegar. Y no vino sola, a su lado, con una expresión de piados
sentada cómodamente en un sillón
gada de reproche. «¿Cómo pudiste ocultarnos una noticia
tó, sus ojos llenos
un susurro melodramático. «Rechacé al príncipe por amor, pero nunca quis
incapaz de sentir. Lo que sentía era arrepentimiento por haber renunciado a la riquez
, respondí con calma. «Estoy felizmente casada y
l heredero provocaba un destello de pura envi
a uno de curiosidad inocente. «Viniste a visitar a tu hermana embarazada y
a. Valentina se quedó sin palabras por un mom
urada por verte que no
Entonces tu preocupación no er
ápidamente para defend
uidarte, ha estado estudiando herbolaria y sabe mucho sobre có
la excusa perfecta para acercarse a mí, para ganarse mi confianza y finalm
una sonrisa irónica jugando en mis l
un alboroto afuera de la puerta,
», gritó mi madre, mole
e guardia, seguido por dos de sus hombres. No ar
de guardia, haciendo una reverencia. «Pero ac
a, que se puso
tado aquí conmigo todo el tie
unos momentos en los jardines traseros, cerca de la sección de hierbas venenos
en Valentina. Su rostro, antes lleno de fal
aba buscando flores para mi herma
jo el guardia con frialdad. «Y mis hombres la viero
ndida y horrorizada. Y yo, yo sonreía por dentro. El juego ni siquiera habí