el magnate, me sonreía para las cámaras, pero la
yo, Sofía Romero, me sentía la mujer más afortunada, ig
ertilidad, no estaba solo; una mujer elegante y visiblemente e
mi esposo supuestamente "estéril", estab
con el recibo de la clínica en su bolsillo y, al día siguiente, con la
as estaba en el hospital fingiendo estar enferma, lo escu
so, también estaba embarazada, con una a
a una farsa, mi
Ricardo, y una nota que confirmaba mis peores miedos: la infidelidad ha
as yo sufría tratamientos dolorosos. La ama
. Entonces, su amante, Ana, una mujer tan cruel como Ricardo, apareció en
n es que de las ceni