la humillación, me en
"¡Siempre eres tú! ¡Ojalá
a escalera, ella gritó y se tiró al suelo. S
empujado!
reguntar, sin dudar, me agarró del
u padre! ¡Una sabot
stómago. El aire se me
n a Valeria al hospital. M
perdido mucha sangre por una herida que se habí
" , me dijo Mateo.
una bolsa. Sacaron sangre hasta el límite de lo médic
des
lla en un pasillo frío. Mateo me agarró del b
a empujaste. Encontr
e tela del vestido de Valeria. D
perdón"
a desesperación me dio
caba con esto, como tus padres acaba
a arrodillarme junto a la cama de Va
de pe
e, mi voz ahogada
la rodilla. Mateo me había curado la herida con una ternura i
tan doloroso c
teo me vio irme. Por un instante, su mirada se su
eria lo llamó, su
cariño, m
a ella, olvidándose