entes y susurros. Yo me movía entre los invitados
a mujer. "Mira el anillo que le ha regalado
Es una santa. Le
mi lugar. Yo era la vill
e con un vestido
erida. Un r
aba de mi cuello. Era de mi madre. Me lo habí
Valeria. "Ahora
él, de nosotros. Un recuerdo de
i resignación pareció enfurecer a Mateo, que observab
da. Está vacía por dentr
aleria. Una idea cruel
o. Sofía te debe mucho. Te robó el hombre que
sa, saborean
sus riñones. Sería un gesto de v
nto. Él sabía la verdad sobre mi corazón, pero no sobre el
una risa fa
está manchado por la sangre de los Salazar. No querría
bsoluto. Me sentí
Él la besó con una pasión que me revolvió el estómag
lda. Perdí el equilibrio y c
agó. Por un momento, sentí paz. No luché. Dejé
era una