chupado unas bolas masculinas -d
la ocasión... -me rub
probado, verdad? -Su tono
Solo me parece raro... Llegar a los die
r bajo mi lengua la suavidad aterciopelada de esos sacos delicados. Sus testículos es
o -dije, deslizando un dedo por la raya del e
as o no? Perdiste la apuest
ré -su
to? La gran jugadora que s
tío prometió prestarme su auto por un mes, y me vendría d
firmeza, alzando la vista. Él solo sonrió. Lle
la boca, pero solo de imaginar que alguien eyacularía en mi garganta, obligándome a trccioné suavemente. Comencé a moverlo con la lengua, imaginando
uito? Al fin y al cabo, algún día ten
e insistir. Un minuto después, protestó porque no a
y me sorprendía lo ardiente que estaba. Era curioso, p
rás con la mano? -
Estaba resbaladizo por el precum, y solo de pe
iendo mi mano con la suya y
mer tus tetas? -p
tarea y lo mir
una sola partida? Jugarem
a eres -refunfuñó, mientr
cho más complaciente -gimi
- Tío, ¿no me digas que hicis
no. ¿No puedo f
! De verdad pens
s que no es no
familia no se hac
os extraños -se rio,
vicción. - Hasta se casan, al menos en l
res que me case pronto; a
use cara de asco. - ¡Eres un viejo
í. Además, ¿cómo jugar
osas con tu es
ue no me dejes chuparte las tetas y te tr
entrecerrando los o
engo que hacer todo esto? ¿Tomar tu pene
d. - No te distraigas todavía. Chupa mis
vez, si fuera más atrevida, ya habría abierto las piernas y dejado que mi tío entrara en mí. Pero no era así, ni siquiera permitía que mi novio hiciera más que besarme en los labios. C
ido juntos, o entregarse a esas obscenidades siendo parientes. ¿Realmente mi madre habría tomado estos mismos testículos en su boca? ¿Habría pasado su lengua por ellos? ¿Y luego ha
insistió mi tío, mientras yo, ofendida
stoy cansada de chuparte los huevos. La
ces había herido así a mi novio, aunque él nunca me hizo nada malo? Bueno, sí, a veces me agarraba con fuerza, intentaba
emente no estaba lista. Quería magia, pero en mi vida solo habían ocurrido banalidades grises y aburrid
s en este planeta hubieran experimentado. Y no hablo de
epartamento a otro de sus amantes. En mi memoria, hubo muchos, aunque con el último se había calmado por unos años. Pero h
, como siempre, pero en lugar de mi rutina habitual, me co
a mi madre de rodillas, introduciendo en su boca algo enorm
de nuestro edificio. Después de eso, dejé de amar ese postre, pero mi madre, al parecer, los amó con pasión y para siempre. Y s