isma
w
l
l de regalo. Eso lo entendí después de unos cuantos tropiezos, o co
amás les prometí amor eterno, ni juré fidelidad, ni hablé de construir castillos en el aire. No soy ese mujeriego empedernido que adora inventarse la
i de rodillas, anillo en mano, con una estúpida sonrisa esperando su "sí", su abrazo, su lágrima de emoción. En
y lista para m
entida, diciendo que había sido un error, que era el miedo. ¡Qué ingenuo! Ni un puto mensaje, ni una puta llamada. Solo rumores de mis amigos: "La vieron con
y las novelas baratas. A estas alturas, disfruto mi soltería. Sin ataduras, sin promesas huecas, sin dramas. ¿Mied
guna de sus amigas solteras, como si de verdad creyera que esa ridiculez podría
a de ello. De vez en cuando, me daba el lujo de sobrevolar la ciudad en alguno de los prototipos que diseñaba. Sí, conocía todo lo relacionado con aviones, desde el engranaje más pequeño hasta el sistema de navegación más complejo.undo, lejos de todo. Me estaba acomodando el saco, dispuesto a desa
e los hombros, los tacones resonaban como disparos contra el mármol, y
canales de televisión hablan de lo m
timo botón de la chaqueta como si no hubiera
-pregunté, ladeando la cabeza con una sonrisa
nos pasos largos y agresivos,
blaban ligeramente, no de mi
te fue provocada. Y lo más grave no es eso... -hizo una pausa, apretando los labios como si l
té a girar los hombros en un gesto de indiferencia, caminan
dije mientras me servía un trago g
¡¿No entiendes lo que significa este escándalo?! Las acciones bajarán en la bolsa, las aer
so en mano, y la miré
-. ¿Qué me ponga a llorar ante las cámaras?
os, las uñas clavándose en su propia piel-. ¡Debes resol
salvador de la familia. ¿No era que la empresa era de los dos? ¿O
os pómulos tensos, la mandíbula a
uno útil si quieres seguir teni
-pregunté, apoyándome despre
fred -soltó sin más, como si fue
aboreando la incredulidad q
ary? -pregunté con
i espantara una mosca-. No me refiero a el
qué demonios se supone
torcida, esa sonrisa vene
an un comunicado para la prensa... y asunto cerrado. Sin dra
vaso sobre la barra
ronicé-. ¿Y si no quiere cooperar? ¿Y s
hombros, la mirada fría
a tus encant
scutiendo con Kelly. Tenía algo de razón en todo este puto lío. Al ser competencia directa de Alfred Collins, mi nombre sonaba fuerte entre los rumores de
itaba era una cerveza bien fría, sin tener que lidiar con los malditos reporteros. Por eso me refugié
con el maquillaje un poco corrido y los ojos verdes chispeando de furia. Parecía más dispuesta a
r el bar mientras un breve silencio se cola en
-escupe, fría
desp
necesitas algo más qu
na patada -revira, levant
ltar una carcajada. La
to a ella-. Solo intento salvarte de
si yo no existiera. Se lleva otro tequila a lo
tienes que contarme tus problemas. Solo ven conmigo. Un lugar tr
lta una
cargada de rabia contenida-. No me voy a ir con
poco más, b
usurro-. Solo propongo que no termines vomi
r un momento creo que va a
cuerpo la traiciona: tambalea apenas
sin oc
tes de que termine en el suelo-. Vamos, moco
tratando de soltarse, pero su fuerz
mí, firme, pero
nfiar en mí. Solo tienes que confiar en que afuera hay d
dose el labio inferior con rabia. Sus ojos verdes
-escupe, pero
ada, guiándola hacia la salida mientras le paso u
mira desde detrás de la barra, moviendo la cabeza e
ar con el hombro y la
a, aunque n
ejorando. Al menos ya no me
mismo. Una mocosa furiosa, desconfiada, llena de
a sig
Siendo práctico -y, por una vez, sensato-, opté por dejarla en un hotel. Me comporté como se debe, incluso pagué su estadía. Pero no sé... sigo como un idiot
a mí mismo. ¿Quién carajos era esa mocosa?
amientos. Levanto la vista y allí está mi secretaria con
ómoda-. Alguien de la familia Collins insiste en verlo. Le di
entimiento instalándoseme en el pecho. ¿Collins? Justo aho