ual
Mojave, base
de Los
i
verte mierda por dentro. Puedes matarte estudiando, ser la primera en todo, sonreír como una imbécil para cumplir con el papel de hija perfecta, y aun así
elegir tu propio camino. Que, si vas a ser una decepción, entonces lo serás a tu manera. Buscas tus propias metas, tus propios desafíos, construyendo algo solo para
sas que ni siquiera los recuerdos pueden atravesar. Crece el resentimiento como un tumor, silencioso pero mortal. Quizás encontras
aeronáutica, la sombra de Alfred Collins. Me cansé de no ser suficiente para él, de
negocios, de su indiferenc
rincipio ya había perdido: nací mujer. No era el h
negocio familiar, como si con eso pudiera ganarme un maldito atisbo de su respet
salí. Sin despedidas, sin explicaciones. No hubo palabras de su parte,
a su pesadilla. Demostraría que era mil veces mejor que Alf
jugando a ser piloto?", se reían a mis espaldas. Ni mis instructores creían en mí. Para ellos era otra mocosa rica buscando aventuras. Y para colmo, el apellido "Collins" pesaba como una pied
r maldito avión de combate que me pusieran en frente. Me comí cada hu
s. Solo lo necesario: espacio, paz, aire. Y entreno a los nuevos. Para forjarlos como a mí me
is botas retumba en el espacio vacío, mezclándose con el olor a combustible y metal caliente. Frente a mí,
udillos blancos de tanto apretar los puños. Tiembla, aunque se esfuerza por ocultarlo. Resoplo en si
eso de mi mirada cae sobre
espeso. Puedo oler el
midiendo cada uno
o, con voz seca, d
n paso torpe al frente, ende
ñora -responde, la voz
no llega a ser sonrisa. Cruzo los brazos despacio, dejando que e
un susurro helado, co
estañear rápido, sudor
pacio personal hasta que la visera
Reed? -escarbo en su dignidad, esper
Aprieta la mandíbula hasta q
rige, atropelladamente, ba
no basta. Quiero que todos entiendan quién manda aquí. E
bezas de inmediato: a mí me llaman Te
denado. Frunzo el ceño, mi mirada
ejando que la autoridad m
a vez, casi en sincronía, con
Me acerco a Reed de nuevo, ahora mirándolo de a
ear en helicóptero, Reed? -preg
inspirando hondo como si fu
ez con algo de fuego en la mirada,
a el beneficio de la duda. Pero en realidad
o que el silencio p
mamá mandó enmarcar, ni los juguetes caros que les compraron. Aquí, o vuelan, o se estrellan. Y si se
los, mis botas golpeando el
con la barbilla hacia el edificio al otro lado del hangar-. El que llegue t
erviosas. Reed baja la vista, apretando los labios en una línea fina. Me alejo de ellos sin
aldito mundo que quiso aplastarme bajo expectativas qu
las. Y todavía tengo
ento m
r la aeronave virtual en el aire. Camino entre ellos con las manos cruzadas tras la espalda,
ustración mientras la alarma del simulador pita indicando pérdida de control.
éndole permiso al joystick para moverte? -susurr
bla en sus manos. Estoy a punto de seguir presio
Harris, mi superior, irrumpe en la sala con su andar rápido y marcial, irradian
vo de los cadetes. Todos se encogen instintivamente en sus asientos, mien
surcado de líneas duras; la gravedad en sus
re con la precisión de un disparo-. Ti
ómago. Frunzo el ceño al instante, sintiendo
to que lo diga. Ya lo
a, aferrándome a una facha
, con una calma que apenas logr
ptible, afloja la mandíbula, como si las pala
un tono más bajo, casi arrastrado
itarme a uno de sus eventos de caridad, eso lo tengo claro. Ella sabe que la mandaría al diablo en menos de cinco segundos. Entonces, ¿por qu