a conocido. Aunque el deseo de venganza seguía presente, Maximiliano reveló, en momentos fuga
idad inesperada. Una tarde, mientras caminaban por los jardines del castillo, Maximiliano, en un gesto raro de apertura, comenzó a hablar sobre su pasado. Le contó cómo el Conde de Raval había
propio destino, comenzó a comprender que Maximiliano no era simplemente un hombre sin alma, como lo había creído. Él
nflictivos, no pudo evitar sentir una mezcla de tristeza y deseo por él. Sin embargo, ella sabía que no podía permitir que sus emocion
struir al Conde seguía siendo su prioridad, la conexión con Aurora lo hacía dudar. La mujer que una vez vio como parte de su