noches, los ecos de la venganza que Maximiliano respiraba la hacían sentir aún más ajena. Su esposo, frío y distante, no le dedicaba más que una mirada d
su aura de fragilidad le removía algo dentro. La venganza seguía siendo su prioridad, pero algo cambiaba en sus pensamientos cada ve
Algo en su interior lo inquietaba. A medida que los días pasaban, la joven noble comenzó a vislumbrar una grieta en la armadura de Maximiliano, una grieta qu