ncuentro inesperado en el balcón, se encontraron frente a frente, rodeados por el resplandor de la luna roja. El aire estaba cargado de tensión, y ninguno de los dos sabía cómo rompe
se permitió ceder, dejar que la pasión que había estado reprimida saliera a flote. Los besos entre ellos fueron intensos, llenos de deseo, pero
ntos que había tratado de ocultar salieron a la superficie. No solo deseaba a Maximiliano, sino