stros amigos para así evitar ver a Isa y mantenerla lo más lejos posible de mí, intenté ocupar mi mente con cualquier cosa que no fuera e
biente cambió de inmediato. Estábamos solos, y eso hacía que todo fuera más complicado. Sentí su pr
suave, pero cargada de a
sujetando una vieja cuerda que había estado re
... -empecé, pero e
stá pasando entre nosotros -
tira y afloja, más difícil sería mantener la distancia que tanto necesitaba. Pero al mismo tiempo, no podía dej
o las palabras correctas, las que harían que entendiera l
, claramente frustra
u voz baja pero firme-.
las manos y me pasé una man
ilias... Tú sabes que esto no está bien. Es c
alabras que decía. Sabía que no la convencía del todo, pero también sabía que no podía dejar qu
esto acabe mal -dije finalment
zar la mía, y esa simple acción hizo que todo mi cuerpo se tensara. No era jus
tampoco quiero que nada termine mal,
unque me costó más de lo
intentaba imponer tanto a ella como a mí-. Es mejor si l
r mis palabras, y eso me hirió más de lo que
aso hacia atrás, creando la dis
, aunque su mirada seg
rró-. Si eso es
rándola, no podría mantenerme firme. Salí del cobertizo y dejé que el aire
ras caminaba hacia la casa, sentía que algo dentro de mí se quebraba lentamente. Porque, por mucho que quisiera negarlo, lo que sentía por Isa no
-
jor era mantenerme alejado, que nuestras circunstancias no lo permitían, que nuestras familias, la amistad con Valeria, y la diferencia de clases er
cía, algo más fuerte que las razones que me daba para negarlo. Durante días luché c
la gota que
sentada al otro lado de la sala, tan cerca y a la vez tan fuera de mi alcance. Parecía distraída, su mirada perdida en algún punto entre la conversación y sus propios pensamientos. Sabí
guir con es
gase. Solo existíamos ella y yo, y ese deseo latente que había estado creciendo entre nosotros. Era más que una simple a
orizaba más que c
aba hablar con Isa, aclarar las cosas de una vez por todas. Necesitaba sentir que lo que había entre nosotros no era solo u
subió a su habitación, y todo se calmó. Isa se quedó un poco rezagada, recogiendo su chaqueta
s un susurro, pero suficient
u mirada vi un reflejo de mis propios sentimientos: duda, miedo, per
o que intentaba ser casual, pero
, sintiendo cómo la distancia entre nosotros se acortaba física y emocionalmente. Mi respiración se v
-dije finalmente, s
un poco más, sorprendida por mi confesión. Pero no
er lo correcto. Mantenerme alejado. Pero es imposible. No puedo
as de significado. Sentí cómo todo mi cuerpo se tensaba
, su voz suave, temblor
alabras, t
raban nuestros cuerpos. Isa no se apartó, al contrario, su respiración se aceleró, como la mía, y sus ojos no se apartaron
do ese toque que ambos habíamos estado negando durante tanto tiempo. Mi pulgar recorrió el contorno de su rostro, un gesto que fue más íntimo de
pregunté, mi voz
mirada vi todo lo que había querido ver: deseo, pero también
odo lo qu
encontraron los suyos. El primer contacto fue suave, casi tímido, como si ambos estuviéramos probando lo
rcándola aún más a mí, mientras sus manos subían hasta mi cuello, aferrándose a mí co
las expectativas, ni las diferencias sociales. Solo existía ese momento, ese beso, y todo lo que había detrás de él: los meses
estras frentes casi se tocaban, y ninguno de los dos dijo nada durante unos segundos. No era necesario. El si
ompiendo el silencio, pero antes de
o va a ser fácil, pero no
an a ser sencillas. Todo lo que habíamos evitado por miedo seguía ahí: nuestras familias, Valeria, las ex
-continué-. No me importa lo que piens
esarmado, y, por primera vez, vi una sonrisa aparecer
bras tan suaves como el viento, pero llenas de u
por lo que fuera necesario para estar con ella. Sabía que el camino que teníamos por delante no iba
entíamos. Y esa noche, con ese beso