e mirara detrás de mí. Al voltear, esperaba ver algo, pero no encontré nada más que el vacío. Al regresar mi mirada hacia ella, me ofreció una manzana. Mi aleg
r uvas, cayendo al suelo una tras otra. Rápidamente, junté cuantas pude en mis manos mientras ella
, de desierto en desierto, sus pasos resonaban en la vastedad de la naturaleza, un eco solitario en un mundo vacío. Dí
e los vientos del otoño, Télefo sintió un cambio en la atmósfera. En aquella gloriosa mañana, el suave tintineo de las campanillas de unas vacas resonó en el ai
das de un caballo se entrelazaba con el murmullo del viento. Télefo, impulsado por
n su radiante fulgor. Aunque no podía ver, Télefo percibía la presencia de dos individuos: un joven pastor,
ento, el joven pastor se alej
esnudo apuntando su oído y su lira dorada en mano. El héroe pudo e
mbre?- El pastor,
utrición ni mucho menos, su cuerpo era esculp
no hablaba con otro huma
nombre
recibió el regalo invaluable del calor de un fuego todas las noches y la oportunidad de compartir historias bajo el resplandor de las estrellas
dió los secretos del pastoreo, convirtiéndose en un guardián vigilante del rebaño. Su aguda audición le permitía detectar el más m
unque surgían discusiones ocasionales, estas solo servían para fortalecer los lazos que unían a aquellos compañeros de vida. En los momentos de alegría, las ri
la historia me inte
historia de la manz
familiarizado con ella, pero
convocados para la celebración, con una excepción notable: Eris, la diosa de la discordia, no recibió invitación. Desairada p
a la mujer más hermosa presente. Las tres diosas más prominentes en la boda -Atenea, Afrodita y Hera- se vieron envueltas en una disputa
Zeus, consciente de la gravedad de la situación, decidió confia
ndo con la
nte. La conversación fluyó entre ellos, tejida con la intimidad de una amistad nacida en la soledad de los camino
bo confesarte -dijo Paris, su voz r
edad en la voz de su compañer
pulsivo, entregué la manzana de la discordia a Afrodita, atraído por el deseo de ganar el amor de una
nfesión de su amigo. Después de un momento de reflexión, r
o. Tal vez sea hora de que dejes atrás todo lo que conoces y te aventures en busca del amor
igo con seriedad, sintiendo el peso d
miento del sol, iniciaré mi travesía. Ni la distancia ni el tiempo po
a ¿Quién es Hercules? con una
tunidad de compartir su limitado co
to es limitado. Recuerdo haber escuchado su nombre en las historias contadas por el anciano Jealous, quien podría
¿Has visto a Zeus? ¿Cómo es él? -pregunt
ento antes de responder con
en sus ofertas. Su rostro estaba oculto bajo un manto, pero recuerdo que transformó su forma, convirtiéndose en un majestuoso ave antes de
la noche, preguntándose en silencio: ¿Dónde estás? ¿Dónde estás? Pensando en aquella mujer que aún no conoce... Ant