img La oscura pasión del CEO  /  Capítulo 1 Tienes todo de mí | 11.11%
Instalar App
Historia
La oscura pasión del CEO

La oscura pasión del CEO

Autor: J.Fox
img img img

Capítulo 1 Tienes todo de mí

Palabras:1913    |    Actualizado en: 02/03/2024

garganta se había cerrado y no había vuelta atrás. Odié cada segundo en que las palabras de mi padre volvían a mi mente; hacerle hon

nar que él lo hacía porque le gustaba ser héroe y salvar personas. Lego, cuando llegué a la adolescencia, me dijo que no le gustaba la palabra salvar, sonaba a caridad, le llamaba arreg

cía solo por estar el menor tiempo posible en casa. Todo fue peor cuando decidió emigrar al norte

succionadora de dinero, la actual señora Moretti, quien se había agarrado a él con uñas y dientes al darle un hijo. No tenía nada en contra del pequeño, pero no p

aba escalofríos solo de pensarlo. Entonces, cada día mi vida iba a peor. Esa señora obviamente me odiaba y como era mutuo, no podíamos convivir en paz. Pero yo seguí siendo

a gustar, pero eso no quitaba la ser obligada a aguantar a alguien desco

de mano y aventar la puerta infantilmente. Al llegar, saludé con lo que pensé que fue mi m

ducía mi auto. Sonreí. Mi mejor amiga, Ámbar, bueno, una de ellas, ha

nes abandonada. ¿Podemos vernos hoy

en que peor me sentía. Esa había sido nuestra promesa, no import

pesar de que yo no fuera un modelo de personalidad amable con

a. Y debo decir que ellas me complementaban, ambas divertidas, extrovertidas y siempre optimistas. Les

ene alguna anécdota que contar, algún chisme de farándula que comp

rganizar mis cosas

n te echo de menos. Claro que podemo

testó al

ocho, en el café de sie

pitome del siglo. El supuesto café era un bar de riquillos como le gustaba decir a Vianca. Tenía entrada limitada y era obviamen

mi padre esta mañana. Me había dejado como tonta boqueando sin saber qué decir, ni como negarme cuando sacaba la bandera del chantaje emocional sobre como l

larme. ¿Bancarrota? ¿Deudas? Había dicho que estábamo

pcionado mucho. Hasta mi medio hermano mayor, nacido de

ando tuvo la capacidad de entender por qué no podía vivir con su padre. De niños éramos inseparables, él era mi

ner su reputación y fortuna. Me estaba vendiendo por última vez. Para rematar, mi novio me había dejado y aquí estaba yo,

en lo que estuve evitando todo e

emigrado y había conseguido becas para estudiar medicina. Era una residente de pediatría, y tenía un don especial para trat

dormido?" – preguntó con una sonrisa sarc

r el elogio. Ahora dime

maquina instantánea – ¿Sigues llamando vitami

to, deseé que

e placer antes de cambiar el tema sobre mi salud. Los médicos teníamos este trastorno de 'a mí no me pasa nada' que todos igno

ho. Me ha pedido que te dé las gracias. Tenías que ver la mirad

vida. Estaba mezclando la realidad de otra persona con la mía. –El chico tenía síntomas claro, anemia, presión arterial alta y antecedentes de fiebre reumática, i

abes. El doctor Baron te tiene en alta estima, aunque no te

on me tenga en alta estima. Me pregunto si busca darme miedo para que renuncie por mí

areja con él. –completó Vi

rasgos varoniles. Tenía un cuerpo atlético, que se adivinaba bajo su bata. Tenía una voz grave y seductora, que hacía temblar a cualquiera cua

fe, nada más. No siento nada por él, ni bueno ni malo

o, Ale. Estás enamorada del doctor Baron. –me dijo, haciendo que corriera a taparle la boca. El hospital era un caso fácil de chismes y malos entendidos. Si se corría

matrimonio venidero se

un hombre que me trataba con indiferencia, que me hacía sentir insegura y que m

der, para ser buen médico. Nada más. Así que, por favor, cambia de tema. ¿Qué tal tu novio? ¿Cómo va lo vuestro? –no le pasó desapercibido mi intento de desviar su atención, y por sus

aría a admitir lo que pasaba. Pero también sabía que no podía forzarme, que tenía que respetar mi ritmo, que

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY