Aun así, sigo equilibrándome como puedo, hasta llegar a un lugar para abrazarme.
"¿Quieres dejarme tu bolso, muchacha?" - Una joven, aparentemente cuarenta y ocho años, cordialmente se ofrece a ayudar.
"Buena suerte con la entrevista de mañana, cuida tus pertenencias en el bus
llena, corres el riesgo de irte con la bolsa vacía, Paty. no confíes en la gente
aparentemente bueno, en el transporte publico nunca sabemos que
puede suceder. La realidad aquí es muy diferente de donde vienes..."
Recuerdo el consejo de mi nueva amiga y vecina Carolina, quienha sido un verdadero maestro de la vida real para mí y me temo. El hecho es que
Realmente no tengo forma de saber si quien me ofrece ayuda actuará de buena fe.
y lo que llevo en mi bolso, entre algunas pertenencias, es mi iPhone aún nuevo
que no podré reemplazar pronto.
"Gracias de verdad, pero mi bolso es bastante ligero. - Ella me pasa
una sonrisa de bienvenida y al mismo tiempo termino castigándome por haber dudado de la
buena voluntad de la dama. ¿Pero que puedo hacer? mientras estoy divagando
tratando de sacar mi mente del aprieto en el que estoy viviendo, pasan unos minutos
ellos van. "¿Puedes decirme dónde está la Quinta Avenida?" - Puedo llegar a
suspiro, porque esta vez no voy a la conocida y con clase
calle de Nueva York que lleva el mismo nombre y me encantaba caminar.
"Vaya, niña. Está en el siguiente punto. - Ella mira al fondo de la
autobús donde está la puerta de salida. "Solo un milagro para darte tiempo".
bajar del autobús. – El pánico se apodera de todos mis terminaciones nerviosas, porque realmente no veo cómo puedo lograr tal milagro, y el autobús, que debería tener un máximo de cincuenta personas, parece que tienen al menos menos el triple.
- Gracias. – Desesperadamente, después de casi saltar para alcanzar el
cordón que le indica al chofer que mi parada ha llegado, le pido permiso y Procedo a mi saga.
En segundos, el autobús se detiene, para que mi desesperación sea aún mayor.
Estoy considerablemente lejos de la puerta, incansablemente pido permiso,
levantando la voz de una manera a la que no estoy acostumbrado, gente
notan mi desesperación, en una empatía colectiva, parecen vivir lo mismo
pánico que yo y en un acto de amor, que solo los usuarios del transporte público experiencia, escucho:
-Waaaaaa ahí, tu moto.
Me da verguenza llamar tanto la atencion y otro pasajero
producto:
- Aguanta el busuuuu para la chica...
Doy unos pasos más, incluso siento una brisa en la popa de mi trasero que muestra cuánto se me ha subido la falda y finalmente llego a los escalones.
- ¡Gracias! – Termino por entrar en el estado de ánimo de que, en cierto modo,
se divierte y mientras el autobús sale, me estiro la falda y miro la hora en el
reloj de calle que también marca la temperatura, que seguro que es mal, porque el sol, aunque temprano, ya me está quemando la piel, imposible sólo veinticinco grados, estoy seguro de que no puede ser menos de cuarenta.
Poco después, vuelvo a prestar atención, trato de encontrar la entrada a la estación de tren.
metro de la Quinta Avenida, más conocida popularmente como Quintão,
Estoy de acuerdo con mi vecino, pero no puedo encontrarlo.
- Buen día. – Me acerco a un chico que, como está sosteniendo un libreta y lleva una mochila, parece que va a la universidad. - soy un
poco perdido, ¿podría decirme dónde está la estación de Quintão? - A él
abre los ojos como platos y se acaricia la frente en un gesto nervioso, con una mezcla de
de compasión y sin siquiera abrir la boca, ya me imagino que estoy en un reino
muy muy lejos* .
- ¡Santo cielo! Seguro que no eres de por aquí, ¿me equivoco? –
Confirmo sus sospechas con gestos. - Niña, vas a tener que caminar mucho,
ya que esta estación está en el siguiente punto. "Abro mucho los ojos, para que
Incluso asusto al chico que, sin darse cuenta, se inclina un poco hacia atrás.
¡Santo Dios! La señora del autobús me dio información incorrecta.
- Gracias. - El chico me mira de arriba abajo.
"Joder, no quería estar en tu lugar, obviamente no sé qué
usa zapatos así de altos pero camina como lo haces durante largos minutos
en estas caminatas llenas de baches y en este sol que rasga la piel, no es de Dios.
Tiene toda la razón en eso. "Es el escenario del inferno. "Entonces ya no sé, porque
Estoy seguro por experiencia que hay cosas peores.
En el pasado, cuando caminaba hacia el auto, que ni siquiera
Guillermina,o par pora lastimar tener chef tus pies, y caminaba mis louboutins solo sobre eran pisos mara villanos,lisos, sin ahora ninguna,
definitivamente son armas reales. *Muy Muy Lejano.
- Bueno, ahora mismo me siento cansada, imagina cuándo empezar.
¿andar? - Él ríe.
- Mi nombre es Sérgio y voy en la misma dirección que tú, ¿puedo ayudarte?
¿hacer compañía? Te prometo que no te decepcionaré. -Empezamos a caminar
el camino despues me presento y mientras vamos el simpatico me dice
disfruta de su día a día, me cuenta que estudia en la Universidad de
estado, que toma el mismo camino todas las semanas, ya que tiene poco
dinero, solo puedes conseguir transporte para llegar a la mitad del camino. - Pero
parte, quiero ser ingeniero y para eso, necesito hacer algunos
sacrifcios ahora. – Tu realidad me conmueve, porque cuando entré al
universidad, todavía tenía diecisiete años, nunca pasé por ninguna
difcultad y siempre tenía un conductor en la puerta. "Te asusté con mi
¿pobreza? - Él ríe. "Puedo ver que probablemente estés a pie".
porque el auto se descompuso, en realidad lo parece, ya que todo es elegante en el
calle y esa ropa tuya, no sé ni si es de aquí de Brasil. - Encogerse de hombros. - YO
Sigo algunos sitios. – Y tiene pinta de clínico, si no fuera ingeniero,
Seguro que podría ser un profesional de la moda. Y sobre mi ropa, él
no sé, pero de la mansión, algunas cosas logré traer conmigo, entre ellas
toda mi ropa, bolsos y zapatos que ocupan la mitad de mi
dormitorio actual, que es más pequeño que mi armario, y así, incluso después de pasar el
portal, que ni siquiera sabía que existía y separa la riqueza de la pobreza, todavía
visto bien.
- Mal, no tengo auto. - Respiro hondo. - No mas. –
Me da un guiño.
"Lo hice en parte bien y, sinceramente, me asustaría si lo hubiera hecho.
algún consuelo y me lo quitaron, debe ser peor que nacer pobre.
"-Tío, por favor déjame quedarme, te juro que no estuve de acuerdo con mi
madre en este intento de incriminar a Carla. De hecho tu hermana siempre
dijo que atrapó a Carla en actitudes sospechosas y que no la despidió por lástima,
por estar solo en el mundo. - Entre lágrimas y todavía con miedo de ver
mi madre siendo detenida y mi padre pasándolo muy mal por todo lo que fue
pasando, trato de justificarlo, pero mi tío, a quien tengo como un segundo padre, ni siquiera me mires.
"Empaca tus cosas, en una hora tú y tu papá se van a un lugar nuevo".
dirección porque, a pesar de todo, no te dejaré en la calle y también te daré
un salario mínimo para ayudar con los gastos básicos, hasta que
adaptarse en la vida. – Palabras duras me acaban y sin salida, empiezo a
camino a mi habitación, pero luego recuerdo preguntar algo:
"¿Ya no me amas?" – Tío Muñiz viene hacia mí y
sostén mi rostro con ternura.
- Maestro. Aunque aborrezco tu comportamiento hacia mi
hija. - Besa mi frente con ternura. "Y porque te amo, estoy haciendo esto".
todo. Perdí a mi hermana por la codicia, no te perderé y lo sé
solo así serás una mujer que me enorgullecerá... Camina con tu
mis propias piernas, Patricia.
- ¿Patricia? - Vuelvo rápidamente a la realidad y ni me había dado cuenta
que había dejado de caminar.
"L-lo siento, acabo de recordar algo sin importancia". - Yo miento
descaradamente sin querer entrar en detalles, continuamos la caminata
a la estación donde intercambiamos contacto por una probable amistad y seguimos
nuestra manera.
. . .
Miro mi reloj y respiro aliviado cuando me doy cuenta de que todavía son las ocho y
treinta y cinco minutos.
Siendo consciente de que llego temprano a la entrevista, dentro de
recepción en AJ Seguradora intentando fjar los pasos de los pies que, a pesar de
están acostumbrados a vivir en las alturas, están cansados después de viajar
durante horas entre el autobús abarrotado, una larga caminata y el metro.
- ¿Buenos días puedo ayudarte? - Tan pronto como me apoyo en el mostrador de la
recepción, un joven, cuya apariencia parece coincidir con el renombrado
compañía, todos alineados con elegantes ropas sociales, me llama la atención y
mientras recupero el aliento para poder responderle, termino divagando...
Es obvio que no viaja en autobús, su piel es seca, como la mía.Fue cuando viví como una princesa que vivía en un castillo de arena.
- Buenos días, soy Patrícia Menezes, tengo una entrevista con el CEO
Antonio para las nueve. - Su mirada se dirige a mi, cambia
completamente y se vuelve un poco más acogedor.
"Por favor, sígueme. El señor. antonio te pregunto
adelante a la recepción de su habitación tan pronto como llegue. - YO
No podía esperar otro trato de un viejo amigo de la familia,
un hombre al que crecí llamando tío y lo considero así. el es seguro
uno de los pocos que quedaron despues de todo lo que paso
- Conozco el camino, solía visitar al tío Antonio junto con
mi padre desde niño y aunque ahora el edifcio es mucho más
sofsticado, creo que su cuarto es el mismo, porque hasta donde yo sé, el
tu jefe es bastante conservador. – El educado empleado sonríe de una manera.
reflexivo y está de acuerdo conmigo.
- Veo que conoces bien a mi jefe. - Él desvía
mirada de la mía como si estuviera conteniendo una sonrisa. "Pero voy a hacerlo de todos modos".
Síguela, las órdenes son las órdenes. – Decido aceptar la compañía, hasta que
Recuerdo mi estado que la climatización del ambiente acaba camufando y
casi me hace olvidar lo sudoroso que debo estar.
- Necesito ir al baño primero, quiero retocarme el maquillaje. - A
Realmente necesito transformarme en un futuro empleado presentable,
pero la recepcionista no necesita saber tantos detalles.