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Para muchos la belleza física lo es todo, para otros la belleza interior es aún más importante... Vania es una típica joven cabello negro, piel clara, ojos verdes y delgada. Posee un carisma peculiar que logra miles de suspiros por parte de hombres y mujeres deseando ser un poco, tan sólo un poco como ella. Todo se le da tan natural. Tanta belleza, carisma, buena en la cocina.... ¡Rayos en absolutamente todo lo que hace es perfecta! Ante los ojos de los demás es un modelo a seguir, pero lo que nadie sabe es lo que realmente se esconde detrás de su belleza. //Te invito a ser parte de esta historia llena de sorpresas y descubrir que es lo que la bella Vania oculta en su ser interior//
Era una mañana de primavera, el cielo estaba algo nublado caían gotitas de lluvia fría. Ese mismo día en la noche del 30 de abril del 2016 habría una fiesta a la cual fui invitada y a la que no tenía el más mínimo deseo de asistir.
Por cierto mi nombre es Vania, Vania Willians de 19 años vivo en un pueblito llamado Angle Inlet, Minnesota, un pueblo pequeño donde todos se conocen y del cual estoy cansada por diversos motivos entre ellos el hecho de tener que "fingir constantemente mi personalidad".
Acompáñeme y te contaré mi historia, una corta y aburrida sobre una joven que no tenía el más mínimo interés por la vida hasta que un día todo cambió y su vida fue tomando color y un curso nuevo.
Primera Parte
Todo marchaba muy agitado. Todos comentaban sobre lo maravilloso que sería la fiesta y antes de que la pequeñas gotas de agua que descendían del cielo dejaran de caer había recibido al menos unas veinte personas para recibir mi aprobación con las decoraciones y demás temas sobre la fiesta.
Estaba agotada y ni siquiera había empezado dicha fiesta. Tratando de escapar de las constantes preguntas me adentré en el bosque apartada de todos, ya en soledad mi personalidad amarga y mi ser sin la más mínima intención de seguir viviendo me hacían preguntar el ¿por qué continuar viva? ¿Por qué no sólo dejo de respirar ?¿qué es eso que aún me retiene y no me permite dar el paso final para acabar con mi existencia? Todas estás interrogantes llegaban a mí como gotas de agua del mar profundo, las estaba pronunciando en voz alta sin percatarme de ello cuando sin darme cuenta estaba pegada del árbol donde reposaba mi cuerpo sin poder realizar movimiento alguno ¡no otra vez! fue lo que pensé y ahí dió comienzo una vez más el horror para mí haciéndome recordar el por qué quería morir y quienes o el qué no me permitían acabar con mi triste vida.
En cuestión de segundos mi cuerpo se cubrió de golpes y dolor, de angustia y desesperación, de imágenes en mi mente que me llevaban directamente al mismísimo infierno, la verdad creo que el infierno era poco para poder expresar tan desagradable y dolorosa escena. Las lágrimas corrían por mis mejillas y sólo podía articular tres palabras "ya no más" hasta que no supe nada más pues me desmayé. Al despertar me vi rodeada por los fuertes brazos de un chico de apariencia tentadora, hermosos ojos cafés que reflejaban el atardecer, cabello negro, piel pálida, un aroma cautivador emanaba de su cuerpo, pero lo que más llamó mi atención provocando que mi cuerpo ardiera y terminada ruborizada fueron esos tan definidos labios de color rosa brillante que provocó que mi boca se volviera un lago de saliva que tuve que tragar, mi corazón latía tan deprisa que perdí la noción del tiempo y me olvidé de lo que me había ocurrido. Estaba totalmente perdida en mis pensamientos, nunca nadie ni nada había causado algo así en mí, todo hasta que sus labios articularon palabra ¿estás bien ? Preguntó aquel joven del que no quería despegar mi mirada a lo que contesté con un simple y poco audible ¡sí ! Creí que estaba soñando o deseé estarlo pero aquel joven de ensueño me hizo caer en la realidad, literalmente me hizo caer en la realidad. ¡Autsh! exclamé cuando sentí el duro suelo bajo mi trasero y es que el galán de telenovelas que me sostenía me lanzo al suelo sin más para luego decir "estás PE-SA-DA" al escuchar estas palabras me sonroje pero ya no por el chico apuesto sino por el descaro de sus palabras y gestos. Levantándome deprisa y sacudiendo mi vestido me acerqué para poder reclamar por su insolencia, mala idea mi cuerpo tembló, me faltaba la respiración, me dolió el pecho y sentí como mi corazón se salía de mi cuerpo. Sentí como los colores que no lograba distinguir se volvieron claros y brillantes, sentí un nudo en mi garganta que sólo me permitió soltar un gemido.
Quedé como una hoja en blanco, no lograba poner mis pensamientos en orden, no sabía lo que había pasado, visualicé una risa poco visible y la espalda de un joven desconocido que provocó que me calmara y antes de entender lo que había pasado ya había desaparecido. Corrí para tratar de alcanzarlo, preguntar su nombre y reclamar por haberse atrevido a besarme sin siquiera conocerme pero fue en vano, no logré alcanzarlo ¿qué clase de persona hace eso? Me preguntaba en mis adentros.
Al llegar a mi casa me dispuse a prepararme para la tan esperada fiesta. Llevaba un vestido rojo, maquillaje, labial a juego con mi vestido, opté por llevar el cabello suelto y zapatos negros; me costó olvidarme del idiota que bloqueo todos mis pensamientos con su estúpido beso e hice mi entrada triunfal esperando ser ovacionado como de costumbre cuando me percaté que no cause el conglomerado de personas a mi alrededor que esperaba lo cual me gustó, sentí cierta satisfacción hasta que logré visualizar la causa de que algunos no estuviesen sobre mí y era que frente a mí se encontraba nada más y nada menos que el imbécil que me robó un beso y que al notar mi presencia sonrió y me guiñó un ojo.
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