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Hace seis años, sacrifiqué todo por el futuro brillante de Mateo Valdivieso, solo para verlo marcharse sin mirar atrás. Mi corazón quedó destrozado, pero la vida siguió. Hasta hoy. Porque Mateo regresó. Convertido en un neurocirujano de renombre internacional, pero con el alma helada. Y lo peor: comprometido con otra mujer, Isabella Rossi, la heredera perfecta. Frente a todos, negó haberme conocido, humillándome hasta la médula. La tensión en el hospital era insoportable, pero lo inimaginable ocurrió cuando mi padre, mi pilar, fue diagnosticado con un glioma cerebral agresivo. Mateo era el único en el país que podía operarlo, nuestra única esperanza. Le supliqué, le rogué, le recordé nuestro pasado, pero su respuesta fue un "no" rotundo, cruel, sin explicación. Mi padre murió, y para mí, Mateo se convirtió en el asesino de mi padre. El odio me consumía, ¿cómo podía ser tan desalmado? ¿Era esta su venganza por un error que me atormentaba desde hace seis años? Huí, destrozada, lejos de él, lejos del dolor. Pero el destino, o la cruel ironía, me alcanzó. Tras un terrible accidente de avión, desperté en Buenos Aires, sin recuerdos, y a mi lado, él. Mateo Valdivieso, supuestamente mi "esposo", cuidándome con una ternura que nunca le conocí. ¿Una segunda oportunidad o una trampa forjada en mi amnesia? Esto era solo el principio de una verdad que prometía ser más devastadora que cualquier traición.