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Lujuria prohibida: una noche con el padre de mi marido

Lujuria prohibida: una noche con el padre de mi marido

5.0
2 Cap./Día
178 Capítulo
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Joanna fue víctima de un complot de su hermana y terminó en la cama de un extraño. Despreciada por su novio y presionada por su familia, se vio obligada a casarse con un rico canalla, Rhys. El joven padre adoptivo de este era el hombre más rico de la ciudad, pero también se decía que era violento. Todos pensaban que Joanna estaba condenada, pero Owen la protegió y enfrentó a sus acosadores. Ella amaba secretamente a su suegro, pero después de una noche de pasión, él comenzó a alejarse de ella. Con el corazón roto, la chica decidió entretenerse con otros hombres. Estaba en una cita cuando Owen irrumpió de repente. "¡Dijiste que me amabas!". Joanna esbozó una sonrisa sarcástica y dijo: "Demasiado tarde. Tendrás que esperar tu turno".

Contenido

Capítulo 1 Un extraño en mi cama

La habitación en penumbra proyectaba sombras sobre dos figuras envueltas en un abrazo apasionado.

El hombre le sujetaba las manos mientras sus labios le rozaban el cuello. Su voz era grave y áspera. "Te lo preguntaré una última vez", dijo. "¿Estás segura de que no te arrepentirás?".

La joven, con la mirada perdida y la mente nublada, arqueó el cuerpo por instinto. Un suave murmullo escapó de sus labios como una invitación. "Te deseo...".

El hombre soltó una risa grave. "Tú lo pediste".

Tras decir eso, se inclinó sobre ella y la besó profundamente.

Horas más tarde, ya de madrugada, el agudo timbre de su teléfono despertó a Joanna Powell.

Con la cabeza palpitándole por la resaca, se frotó las sienes mientras la invadía una oleada de vergüenza.

Había soñado que se acostaba con su novio, Mathew Higgins.

En el sueño, él se había mostrado dominante e imponente. A diferencia del joven educado y respetuoso que conocía, en su fantasía había tomado el control, inmovilizándola después de que ella lo besara.

Joanna no podía negar que esa faceta desconocida tenía una atracción magnética.

Sonrió con timidez, encendió la lámpara de la mesita de noche y se estiró para contestar la llamada, pero al hacerlo, se quedó inmóvil: ¡estaba completamente desnuda!

Unos leves moretones, testimonios de la pasión de la noche anterior, le cubrían la piel.

Al bajar la vista, notó un brazo masculino que la rodeaba con firmeza por la cintura.

La mente de Joanna se quedó en blanco.

Ese no era el brazo de Mathew.

Giró la cabeza lentamente y, al ver al hombre que dormía a su lado, se desplomó de nuevo sobre la almohada.

No era su novio, sino un completo desconocido, alguien a quien no había visto en su vida.

Palideció, conmocionada.

¿Cómo había podido suceder algo así?

La noche anterior, la universidad había organizado un evento y muchos de los asistentes, incluida ella, habían reservado habitaciones en el hotel para descansar.

Pero ¿por qué había un extraño en su habitación?

"Señorita, ¿sigue ahí?", se escuchó la voz de una enfermera a través del teléfono.

Joanna, todavía aturdida, apenas logró llevarse el teléfono al oído. "Sí, aquí estoy".

La enfermera continuó: "Hablo para contactar a un familiar de Martha Russell, ¿es usted? Ha sufrido un infarto y acaba de ser ingresada. Necesitamos que venga al hospital de inmediato".

Joanna abrió los ojos, desorbitados por el pánico, y su voz tembló. "¿Un infarto?".

"Sí, es grave. Está esperando una cirugía y necesitamos que firme los documentos cuanto antes". La enfermera le dio la dirección del hospital antes de colgar.

La sucesión de noticias la dejó paralizada. Se pellizcó el muslo con fuerza y el dolor agudo le confirmó que no estaba soñando.

No podía perder tiempo. Saltó de la cama y se vistió a toda velocidad.

Antes de irse, le lanzó una última mirada cargada de amargura al hombre que dormía en la cama, tomó una pluma, garabateó una nota y salió de la habitación.

Poco después de que ella se fuera, el hombre comenzó a despertarse. Extendió la mano, pero solo encontró el lado vacío y aún tibio de la cama.

Se detuvo un instante antes de apartar las cobijas.

La cama estaba vacía.

De no ser por la pequeña mancha de sangre en las sábanas, podría haber pensado que la mujer de anoche no fue más que un producto de su imaginación.

Había regresado al país la noche anterior y, tras una velada de excesos, llegó ebrio al hotel. Al dejarse caer en la cama, se encontró con que una mujer ya estaba acostada en ella.

Estaba acostumbrado a que las mujeres se le ofrecieran, pero ¿una lo bastante audaz como para meterse en su cama sin ser invitada? Eso era nuevo.

Normalmente, la habría echado sin pensarlo dos veces.

Sin embargo, cuando ella se aferró a él, quizás por el alcohol que le nublaba el juicio, no la apartó.

Para su sorpresa, resultó ser virgen, aunque eso en realidad no le importaba.

Una aventura de una noche no era algo en lo que se molestara en pensar, y mucho menos en recordar.

Se levantó perezosamente de la cama y se encaminó hacia el baño. Fue entonces cuando vio un trozo de papel en el suelo.

Al recogerlo y leer su contenido, su expresión se ensombreció al instante.

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Recién lanzado: Capítulo 178 Contramedidas   Hoy00:12
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