o a la cafetería, donde deslizó su
ardó en el bolso, tomó una bandeja y se dispuso a
veía una tarje
la cremallera de su mochila con
squeda infructuosa, no encontró
rjeta del comedor d
da, mandona y solo generosa cuando le convenía. La trataba como su
comida era u
ortado; la molestia valía l
perdido la tarj
Aquella tarjeta todavía tenía
idad ganar esa cantidad con
n comenzó a opr
, nada le s
momento para recomponerse antes de llama
de la línea. "¿Dónde perdist
ra. La tenía en mi bolso antes de la fiesta de aye
que Tatiana le exigi
da, resonó a través del teléfono. "¡Quizá alguien l
an contenta de haber perdido la tarjeta? Al ver que Tat
bía planeado con Julissa,
ido la esperaba en el punto más visi
cuentro y la tomó del brazo para forzarla a entrar
e de su agarre húmedo y pegajoso. "
cinturón de seguridad. Pero al mirar po
estaba de pie junto al auto d
atraía sin esfuerzo la atención de un grupo de ch
... y este arrancó, posicionándose ju
ción la invadió: sin importar cuántas vueltas dieran o en cuántos semáforos se detu
sto y ahora la seg
lanzado después de que lo abofeteó
cía con cada min
de la familia Harvey, le rogó al
buscas una forma de escapar. ¡No sucederá!". Antes de que pudiera protestar, él le desabrochó el cint
illó hacia atr
s seguía se de
do sonido de unos zapatos de cuero co
tó la res
a parte de ella le t
o. El hombre entornó los ojos, como s
aquí?", pr
tártelo yo a ti. ¿Por qué me estás siguiend
da. Si no estaba allí por e
do de la entrada. Residencia Harvey. Un recuerdo fugaz
la idea que acababa de formars
eron de par en par. Un niño pequeño salió corriendo; su rostro se iluminó en cuanto vio