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En el año 2038, mi vida tenía dos realidades: en "El Sueño del Guerrero", era "Puente del Sur de Bambú", una jugadora deliberadamente fea, profundamente enamorada del todopoderoso "Guerrero de Fuego", el campeón del juego. En mi "otra" vida, Sofía era una ilustradora anónima, viviendo con la ansiedad de ser juzgada por mi belleza natural. Creía que Héctor, mi Guerrero de Fuego, me amaba por lo que era, más allá de la pantalla. Pero un día, mientras preparaba un regalo para él en el juego, mi mundo se vino abajo. Lo escuché decir que solo me utilizaba para "pasar el rato" mientras su exnovia Ximena regresaba. Y lo peor, el CEO de InnovaTech, mi quisquilloso cliente en la vida real era el mismo Héctor, quien me despreciaba en persona y en el juego. La humillación no se detuvo ahí: me despojaron públicamente de mi título de colíder de gremio y Héctor, sin un ápice de humanidad, disolvió nuestra relación frente a todo el servidor. "Nunca te quise", me espetó, "salir con un avatar tan feo como el tuyo era asqueroso". Mi dolor se convirtió en ira, ardiente e imparable. Decidí que ya no sería más la víctima de nadie y que el mundo se enteraría de todo.