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La música ensordecedora del bar no podía acallar el grito de mi alma. Hace apenas veinticuatro horas, era Sofía, la exitosa diseñadora, la novia feliz a punto de casarse con el amor de su vida. Mi mundo era perfecto. Hasta que regresé a casa temprano, llena de alegría por sorprender a Ricardo con el diseño de mi vestido de novia. La sorpresa me la llevé yo: las voces de él y de mi hermanastra Isabella provenían de nuestra habitación, desvelando una traición inimaginable. "¿Cuándo le vas a quitar todo a Sofía?" , "Ella no es más que una tonta adoptada, una herramienta para que nosotros consigamos lo que merecemos" . Cada palabra era una puñalada. El amor de mi vida y la mujer que consideraba mi hermana se burlaban de mí, planeando arrebatarme todo, incluso mi identidad como heredera. Me di cuenta de que mi propia familia adoptiva, los Torres, me había manipulado desde el principio, viéndome solo como un medio para sus ambiciones, desechable una vez que no les fuera útil. La humillación me quemaba por dentro, una rabia helada que ahogaba el dolor. ¿Cómo pude ser tan ciega? ¿Tan ingenua? ¿Cómo pudieron usarme de esa manera las personas en las que más confiaba? La injusticia era abrumadora, la traición imperdonable. Mi vida entera había sido una farsa, construida sobre mentiras. Pero la Sofía sumisa y engañada había muerto. Ahora, la mujer que renacía de sus cenizas estaba lista para quemarlo todo. Levanté la mirada en el bar y lo encontré, el arma perfecta para mi venganza: un hombre misterioso y peligrosamente atractivo. "Te necesito", le dije. "Necesito un prometido". Mi venganza comenzaba, y no sería bonita.