-Disculpe que lo interrumpa, necesito a la señorita Molly Connor- Dijo el hombre con voz errática, ¿cómo demonios le iba dar la noticia a la pequeña que en su rostro angelical siempre llevaba una dulce sonrisa?
-Molly, ve con el director- Permitió el profesor y ella asintió, se levantó de su lugar y caminó hasta la puerta, el director se ahogó con su propia saliva y sus nervios incrementaron, salieron por el pasillo en silencio hasta llegar a la oficina de él.
-Tome asiento señorita- Titubeo, sudaba frío y no sabía por dónde empezar.
¿Para qué me mandó a llamar señor?- Dijo Molly muy educada al ver que el hombre se había quedado en silencio.
Verá.... se aclaró la garganta.... recibimos una lla- mada donde nos dieron la noticia que sus padres tu- vieron un accidente.... hizo una pausa y la miro a los ojos.... y lamentablemente fallecieron- Ese fue el de- tonante de la chica que explotó en un desgarrador llanto, sus bellos ojos rojos y su labio inferior tembla- ba, su cuerpo se paralizó y cuando reaccionó ya se encontraba corriendo por los pasillos, a lo lejos el di- rector la llamaba, no hizo caso a su llamado y salió de la escuela.
Afuera de la escuela Ilovía fuerte, el agua tampoco fue impedimento para seguir corriendo por las calles, soltó su cabello sintiendo que la cabeza le iba a explotar, toda su ropa estaba mojada. Se detuvo en una esquina, ya sus pies así se lo pidieron, se quedó estática allí parada, con la cabeza gacha y las lágrimas ca- yendo por sus mejillas, las cuáles se mezclaban con las gotas de lluvia.
Remi Lombardi, llegaba a la ciudad, se dirigía hacia el club privado, necesitaba desahogarse teniendo sexo con alguna de sus chicas, había cerrado un trato muy importante y le habían causado algunos problemas en su negocio. Estaba muy molesto, su ira era palpable, miró por la ventana cuando el auto se detuvo en un semáforo, de repente la vio; su cuerpo pequeño pero con curvas hermosas, en una falda negra a medio muslo y camisa blanca, las cuales estaban completamente empapadas por la lluvia, pasó saliva porque la boca se le hizo agua, se mordió el labio inferior cuando vio sus carnosos y rojos labios, su cabello rubio lo llamó a gritos, lo quería tocar ahí bajo la lluvia, quería poseer esa hermosa niña. De pronto se dio cuenta que era solo una niña, frunció el ceño y se maldijo cuando vio la erección que la pequeña, ajena a todo, le provocó.
-Lucas, quiero saber todo de esa niña.-Señaló por la ventana y su amigo se ahogo con el humo del ciga- rrillo.
-¿Qué te pasa?, si es eso, una niña. ¿Acaso no la ves? lleva uniforme de escuela- echó un vistazo a Molly, y negó varias veces. Sí, le pareció muy linda, pero era una niña, pensó que siquiera pasaba de tener 15. -Me importa una mierda, solo haz lo que te digo- Inquirió Remi de mal humor, ya bastante le dolía no poder tocarla. Lucas tomo una foto a Molly y se la envió al jefe de técnicos, para que cuando ellos llegarán tuvieran toda la información.
-Listo- Dijo derrotado y la miró de nuevo, es una niña pensó Lucas.
El auto arranco y Remi seguía alucinando con la pequeña, los días pasaban y cada vez que tenía sexo con otra mujer, la imaginaba a ella, con la falda y la blusa mojada dejando ver sus pechos que tenían un buen tamaño, sus labios los veía en todas partes. Solo tenía la foto que Lucas le había tomado y con eso era más que suficiente para aumentar su obsesión por ella, una obsesión que lo llevaría ha hacer cosas que jamás imaginó.