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– Nuestros planes están muy cerca de concretarse Mark, mi padre pronto morirá y la estúpida de mi hermanita quedará desamparada y a merced nuestra dijo Veronica mientras se alisaba la falda después de haberse acostado con Mark en la oficina –. – Eres muy mala cariño, por eso me encantas, porque estamos cortados con la misma tijera respondió Mark mientras la besaba en el cuello –. – Ya, basta, tenemos que irnos y seguir aparentando que estamos felices con el nombramiento de la mustia de Alexandra, pobrecita, no sabe lo que le espera, su vida se va a convertir en un infierno, mucho peor del que he tenido que vivir yo por su culpa espetó con furia –.
Alexandra Cooper regresaba a casa después de un día extenuante en la oficina, tras el nuevo nombramiento como CEO de la empresa que por generaciones ha pertenecido a su familia, las jornadas de trabajo se habían intensificado. Su padre, Lucas Cooper, la había elegido a ella para sucederlo en el cargo, dejando fuera a su hermana Veronica, quien también ambicionaba el puesto, pero al no contar con las mismas capacidades que Alexandra, a su padre no le quedó más remedio que elegir entre sus hijas a la persona idónea para dicha responsabilidad.
Al hacer público el nombramiento, Veronica se llenó de rencor, y juró vengarse de su hermana a como diera lugar, necesitaba sacarla del camino, quitarla del medio para obtener lo que siempre había deseado. Por años ambicionó quedar al frente de la compañía Cooper, para demostrarle a todos que Alexandra no era la única que podía brillar, todos siempre la prefirieron a ella debido a su bondadoso corazón y gran generosidad, todo aquel que la conocía quedaba prendado por su forma tan espectacular de ser y eso hacía que el odio de Veronica incrementara cada vez más con el tiempo.
Ante los demás fingía quererla, pero cuando estaban a solas no perdía la oportunidad de demostrarle su hostilidad, Alexandra nunca le dio mucha importancia, ya que pensaba que esa era su personalidad, lo que jamás imaginó era que con el tiempo esa envidia se convertiría en algo enfermizo.
Su padre estaba muy enfermo y no le quedaba mucho tiempo de vida, era por eso que había decidido retirarse y dejar a Alexandra al frente de todo, ella se desvivía en atenciones y cuidados para con su padre, sólo buscaba proporcionarle todo el amor y los cuidados que él merecía. Por su parte Veronica, lo único que deseaba era que su padre muriera, no le perdonaba ni a él ni a su difunta madre que siempre hubiesen preferido a su hermana mayor, dentro de la empresa tenía un cómplice, quien la ayudaba en todo para poner en mal a Alexandra, pero hasta ahora por más que se esforzaba, su maldad no rendía frutos.
– Nuestros planes están muy cerca de concretarse Mark, mi padre pronto morirá y la estúpida de mi hermanita quedará desamparada y a merced nuestra dijo Veronica mientras se alisaba la falda después de haberse acostado con Mark en la oficina –.
– Eres muy mala cariño, por eso me encantas, porque estamos cortados con la misma tijera respondió Mark mientras la besaba en el cuello –.
– Ya, basta, tenemos que irnos y seguir aparentando que estamos felices con el nombramiento de la mustia de Alexandra, pobrecita, no sabe lo que le espera, su vida se va a convertir en un infierno, mucho peor del que he tenido que vivir yo por su culpa espetó con furia –.
– No quisiera estar en el lugar de tu hermana, lo que le espera es terrible se compadeció Mark–.
¿No me digas que te estás arrepintiendo cariño?, Porque si es así, ya es muy tarde, hemos llegado muy lejos como para dar marcha atrás, y te recuerdo que tú has sido mi cómplice en todo, espero que todo esté arreglado para esta noche, hoy daremos el gran golpe, por fin iniciará mi venganza expresó con profundo odio –.
– Hay muchos millones en juego como para arrepentirme, no te preocupes, todo estará listo tal como quieres contestó el con una expresión indescifrable en su rostro –.
Mientras tanto Alexandra, por fin había llegado a su casa y lo primero que hizo fue subir a ver a su padre, quien la esperaba ansioso, su salud estaba cada vez más deteriorada y respiraba con dificultad, no obstante, al encontrarse frente a la niña de sus ojos, su rostro se iluminaba.
– Papito querido, ya estoy aquí, ¿cómo te sientes? Preguntó Alexandra –.
– Mucho mejor ahora que te veo, tú eres mi medicina hijita, espero que no nos escuche tu hermana porque ya la conoces, es muy celosa, pero acá entre nos, tú siempre has sido mi consentida, eres tan adorable que desde que llegaste a nuestras vidas todo cambió princesa le dijo él mientras le tomaba la mano –.
– No te preocupes papito de mi corazón, ese será nuestro secreto, te lo prometo, y quieres que te diga algo, te amo de aquí hasta el cielo mi príncipe grandote le susurró ella–.
– Quiero que siempre recuerdes qué donde quiera que yo esté te estaré cuidando y siempre velaré por ti, tú sabes que mi final esta cerca, y no quiero que tu corazón se aflija, sabes, lo único que me hace feliz es que podré reunirme con tu madre le dijo esbozando una leve sonrisa–.
– No me gusta que hables así papá, tú vas a vivir por muchos años más, no me hables como si te estuvieras despidiendo por favor, te lo suplico le pidió Alexandra visiblemente consternada –.
– No me queda mucho tiempo y lo sabes hija, quiero que me prometas que cuando yo no esté, cuidarás de la empresa y de tu hermana, ella se ve muy autosuficiente, pero en realidad es una niñita frágil y vulnerable que necesita protección, a pesar del caparazón que se ha impuesto expresó su padre –.
– Me duele mucho escucharte hablar así, pero si eso te tranquiliza, te prometo que siempre velaré por el bien de ésta
familia se comprometió firmemente –.
– Cásate con un buen hombre y busca ser feliz, ojalá que tengas muchos hijos, a cómo me hubiera encantado conocerlos, jugar con ellos y verlos corretear por el jardín, pero ya no podré tristemente la vida se me escapa sin que podamos hacer nada para evitarlo comentó el con un hilo de voz –.
Alexandra se acercó a su padre, y le dio un tierno beso en la frente, posteriormente tomó su mano sosteniendo la entre las suyas, lo miro fijamente mientras se quedaba dormido vencido por el cansancio que le provocaba su enfermedad. Veronica acababa de llegar a la casa y en lugar de ir a ver a su padre tal como había hecho su hermana, se encerró en su habitación pensando en la trampa que le habían preparado a Alexandra. Una hora más tarde, la nueva CEO de Cooper International tendría que asistir a una reunión muy importante, muy a su pesar, Alexandra sabía que los compromisos de la empresa eran ineludibles, y tendría que dejar a su padre al cuidado de la enfermera, sabía que con Veronica no podía contar, ella era un ser egoísta que sólo se preocupaba por su propio bienestar.
– Señorita tengo que salir, le encargo mucho a mi padre por favor, quiero que esté pendiente y que cualquier cosa me lo informe, hoy lo vi muy cansado, lamentablemente su salud se deteriora cada vez más comentó preocupada –.
– Vaya sin pendiente, yo lo cuidaré, verá qué pronto su salud mejorará le dijo la enfermera intentando tranquilizarla –.
Alexandra se despidió de su padre con un tierno beso en la mejilla, y al hacerlo una sensación inexplicable la invadió, se trataba de un extraño presentimiento, como si presintiese que algo malo podría pasar esa noche. Sin embargo decidió no hacer caso a lo que sentía y salió rumbo a la reunión de negocios que debía atender, en el camino muchos pensamientos llegaron a su mente, pensaba en cómo había sido su vida, en sus padres que tanto amor le dieron, y hasta en su hermana que no merecía ninguna de sus consideraciones, y sin embargo Alexandra jamás dejaba de preocuparse por ella, le dolía qué no fuera feliz y que siempre hubiera estado tras de todo lo qué ella conseguía en la vida, su coche avanzaba, y de pronto unas camionetas le cerraron el paso, se sobresaltó y un fuerte escalofrío recorrió su cuerpo, no quería detenerse y sin embargo tuvo que hacerlo, los hombres descendieron de las camionetas, estaban armados, el corazón se le quería salir del pecho del terror que sentía por lo que pudiera pasarle.
– ¿Qué sucede? No me hagan daño por favor exclamó aterrada–.
– Baje del auto o de lo contrario tendremos que subir por usted, no haga las cosas difíciles advirtió el sujeto –.
Profundamente confundida y presa del terror, Alexandra se vio obligada a bajar del auto, pues de no hacerlo, esos hombres entrarían allí por ella y quien sabe lo que serían capaces de hacerle, su respiración estaba sumamente agitada, parecía que el tiempo se detenía ante ese momento angustiante que parecía no tener fin, las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos tras el miedo y desesperación que sentía, los hombres estaban armados y sus rostros cubiertos, aquello se había convertido en un infierno, y lo que ella no sabía es que su tormento estaba apunto de comenzar, y que después de ese día, ya nada volvería a ser igual.
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